Las personas que pertenecen a familias longevas muestran un deterioro cognitivo más lento con el tiempo, según un estudio de investigadores de la Boston University School of Medicine (Estados Unidos) que se ha publicado en la revista científica 'Gerontology'.
El estudio, conocido como 'Long Life Family Study', ha inscrito a más de 5.000 participantes de casi 600 familias y los ha seguido durante los últimos 15 años. Es único en el sentido de que inscribe a individuos pertenecientes a familias con grupos de parientes longevos. Desde 2006, ha reclutado a participantes pertenecientes a dos grupos: los hermanos longevos (también llamados la generación proband) y sus hijos. Dado que comparten el estilo de vida y los factores ambientales, los cónyuges de estos dos grupos también se han inscrito en el LLFS como grupo de referencia.
Para evaluar el rendimiento cognitivo, los investigadores realizaron a los participantes en el estudio una serie de evaluaciones destinadas a comprobar diferentes dominios del pensamiento, como la atención, la función ejecutiva y la memoria, en dos visitas con un intervalo de aproximadamente ocho años. Esto permitió a los investigadores preguntarse si los individuos de familias longevas tienen un mejor rendimiento cognitivo de base que sus cónyuges y si su cognición declina más lentamente que la de sus cónyuges.
Los investigadores también descubrieron que los individuos de la generación más joven mostraban una tasa de deterioro cognitivo más lenta
Para estudiar esta cuestión, utilizaron un modelo para determinar el cambio de puntuación en varias pruebas neuropsicológicas de una visita a la siguiente. "Este modelo nos permite evaluar tanto el efecto transversal de la longevidad familiar en la visita inicial como el efecto longitudinal a lo largo del tiempo de seguimiento", explica el coautor principal del trabajo, Mengtian Du, estudiante de doctorado en bioestadística de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Boston.
Demostraron que los individuos de familias longevas obtuvieron mejores resultados que sus cónyuges en dos pruebas: una prueba de codificación de símbolos, en la que los participantes tienen que emparejar símbolos con sus números correspondientes y que permite conocer la velocidad de procesamiento psicomotor, la atención y la memoria de trabajo, y una prueba de recuerdo de párrafos, en la que se pide a los participantes que recuerden una historia corta y se evalúa la memoria episódica.
Los investigadores también descubrieron que los individuos de la generación más joven (participantes nacidos después de 1935) mostraban una tasa de deterioro cognitivo más lenta en la prueba de codificación de símbolos que sus cónyuges.
"Este hallazgo de un declive más lento en la velocidad de procesamiento es particularmente notable porque la generación más joven es relativamente joven con una edad media de 60 años y, por lo tanto, es poco probable que estas diferencias se deban a una enfermedad neurodegenerativa. Más bien estamos detectando diferencias en el envejecimiento cognitivo normal", detalla otra de las responsables de la investigación, Stacy Andersen.
Según los científicos, esto sugiere que las personas con longevidad familiar demuestran resistencia al envejecimiento cognitivo. "Estudiando a las familias podemos aprender sobre la genética, los factores ambientales y los hábitos de vida que son esenciales para optimizar la salud cognitiva a lo largo de la vida", concluye Andersen.