Dos nuevos estudios publicados en la revista 'Blood' apuntan a que la vacuna COVID-19 de ARNm puede tener una eficacia reducida en personas con leucemia linfocítica crónica (LLC) y mieloma múltiple, dos tipos de cáncer de la sangre. Según los investigadores, estos estudios podrían ayudar a determinar el momento ideal para la vacunación de estas poblaciones.
El primer estudio informa de que las personas con LLC tuvieron tasas de respuesta inmunitaria notablemente inferiores a la vacuna de ARNm COVID-19 de dos dosis que los individuos sanos de la misma edad. Dado que los ensayos clínicos de estas vacunas no incluyeron a pacientes con cánceres de la sangre, que corren un alto riesgo de padecer enfermedades graves y complicaciones derivadas del virus, es de vital importancia calibrar la eficacia de la vacuna en esta población.
En este estudio de 167 pacientes con LLC, sólo cuatro de cada 10 (39,5%) tuvieron una respuesta positiva mediada por anticuerpos a la vacuna; en comparación, todos los adultos sanos (controles) obtuvieron una respuesta inmunitaria.
Curiosamente, la investigación reveló amplias variaciones en la respuesta inmunitaria entre los pacientes con LLC, dependiendo del momento en que se encontraban en su proceso de tratamiento del cáncer. Por ejemplo, los pacientes sometidos a un tratamiento activo del cáncer presentaban tasas de respuesta a la vacuna significativamente inferiores a las de las personas que habían completado el tratamiento y estaban en remisión, un 16% frente a un 79% respectivamente.
La edad más joven, ser mujer y tener niveles normales de inmunoglobina en el momento de la vacunación predijeron de forma independiente mejores tasas de respuesta a la vacuna
Los pacientes naïve al tratamiento (aquellos cuya enfermedad está siendo observada pero aún no ha sido tratada) tuvieron una tasa de respuesta del 55,5%. Asimismo, la respuesta a la vacuna fue notablemente superior en las personas que habían completado el tratamiento de la LLC al menos un año antes de la vacunación, en comparación con las que seguían en tratamiento en el último año, un 94% frente a un 50%, respectivamente.
"En general, la tasa de respuesta a la vacuna fue significativamente menor que la que observamos en la población general, lo que muy probablemente se atribuye a la presencia del propio cáncer y a determinados tratamientos de la LLC", afirma el autor principal del estudio, el doctor Yair Herishanu, profesor asociado de hematología y jefe del servicio de LLC del Centro Médico Sourasky de Tel Aviv (Israel).
"Parece que si uno está sin tratamiento, en lo que llamamos 'esperar y ver', o no tiene la enfermedad activa, puede obtener más beneficios de la vacuna --añade--. Los pacientes que mejor respondieron estaban en remisión, lo que tiene sentido porque su sistema inmunitario tuvo la oportunidad de recuperarse".
Aparte de no estar en tratamiento activo de la LLC, la edad más joven, ser mujer y tener niveles normales de inmunoglobina en el momento de la vacunación predijeron de forma independiente mejores tasas de respuesta a la vacuna. Además de una peor respuesta cualitativa de los anticuerpos a la vacuna, los pacientes con LLC también tenían títulos de anticuerpos más bajos, lo que nos indica que, además de que un menor número de pacientes respondió a la vacuna, la intensidad de la respuesta también fue menor, explicó el doctor Herishanu.
Para el estudio, los investigadores incluyeron a 167 pacientes con LLC y 53 controles sanos desde diciembre de 2020 hasta febrero de 2021. Todos los participantes recibieron dos dosis de la vacuna COVID-19 de ARN mensajero BNT162b2 (Pfizer) con 21 días de diferencia; esta era la única vacuna utilizada en Israel en el momento del estudio. Los pacientes tenían una edad media de 71 años y el 67% eran hombres.
Cincuenta y ocho pacientes (34,7%) no habían recibido tratamiento; 75 (44,9%) estaban en tratamiento activo; 24 (14,4%) habían sido tratados previamente y estaban en remisión completa o parcial; y 10 (6%) estaban en recaída. También se midieron los títulos de anticuerpos dos semanas después de la segunda dosis.
Se realizó un seguimiento de los pacientes durante una media de 75 días desde que recibieron la primera inyección, y ninguno desarrolló una infección por COVID-19. No hubo diferencias significativas en cuanto a los efectos secundarios de la vacuna en comparación con la población sana.
Los investigadores también examinaron la respuesta inmunitaria a la vacuna en función del tratamiento de la LLC que recibían los pacientes. Encontraron tasas de respuesta igualmente bajas entre los pacientes que recibían terapias dirigidas comunes, incluidos los inhibidores de la tirosina quinasa de Bruton (BTK) (ibrutinib o acalabrutinib) o una combinación de venetoclax con anticuerpos anti-CD20 como rituximab.
Ninguno de los pacientes que recibieron anticuerpos anti-CD20 en los 12 meses posteriores a la vacunación con COVID-19 respondió. Dado que sólo cinco pacientes estaban en monoterapia con venetoclax, el Dr. Herishanu dijo que no podían sacar ninguna conclusión sobre el impacto en la respuesta.
Las personas con LLC y otros cánceres de la sangre siguen teniendo un alto riesgo de sufrir enfermedades graves y complicaciones con la infección por COVID-19, y aunque las tasas de respuesta son inferiores a las ideales, se recomienda encarecidamente la vacunación contra COVID-19.
Los autores sugieren que podría ser necesaria una dosis adicional de refuerzo de la vacuna para los pacientes con LLC que hayan completado la terapia y no hayan respondido previamente a la vacuna contra COVID-19, aunque esto tendría que ser estudiado.
"Aunque las tasas de respuesta no fueron óptimas, los pacientes con LLC deben seguir vacunándose y, si procede, puede ser mejor hacerlo antes de que comience el tratamiento de la LLC, aunque la propia enfermedad puede afectar a la respuesta --apunta Herishanu--. Igualmente importante es seguir tomando precauciones: llevar mascarilla, evitar las aglomeraciones, mantener una distancia social y asegurarse de que los contactos cercanos se vacunen contra la COVID-19".
Él y su equipo continuarán el seguimiento de estos pacientes durante 12 meses para ver cuántos, si es que hay alguno, desarrollan la infección por COVID-19 tras la vacunación. Dado que este estudio sólo evaluó la respuesta de los anticuerpos, también tienen previsto comprobar la respuesta inmunitaria celular para obtener una imagen más completa del grado de protección de los pacientes tras la vacunación.
Los investigadores señalan que cabría esperar las mismas tendencias con la otra vacuna de ARNm (Moderna).
En una carta al director de 'Blood', también publicada en línea, los investigadores informan de resultados similares tras la primera dosis de la misma vacuna en pacientes de edad avanzada con mieloma múltiple. El doctor Evangelos Terpos, de la Universidad Nacional y Kapodistriana de Atenas (Grecia), y sus colegas compararon los resultados de 48 pacientes con mieloma múltiple y 104 controles sanos en el Hospital Alexandra de Atenas. La edad media de todos los participantes era de 83 años. El día 22 después de la primera dosis de la vacuna, pero antes de la segunda, se midieron los títulos de anticuerpos y la respuesta media fue del 20,6% de anticuerpos neutralizantes para la población con mieloma múltiple, en comparación con el 32,5% de los controles sanos.
En el momento de la primera dosis, 35 (72,9%) pacientes estaban recibiendo una terapia contra el mieloma, cuatro estaban en remisión tras una terapia previa y no recibían ninguna terapia en el momento de la vacunación, y nueve tenían un mieloma latente (precanceroso).
Basándose en sus resultados, los investigadores sugieren que la terapia contra el mieloma parece afectar negativamente a la producción de anticuerpos neutralizantes después de una única dosis, aunque se necesita un mayor número de pacientes para comprender mejor este efecto.