Realizar pequeños cambios en el estilo de vida puede suponer una gran diferencia a la hora de mejorar la salud vascular de los adultos mayores con obesidad, según un estudio realizado por investigadores de la Facultad de Medicina de Wake Forest, en Carolina del Norte (Estados Unidos).
Así, la eliminación de solo 200 calorías al día, combinada con 30 minutos de ejercicio aeróbico de moderado a intenso cuatro días a la semana, se asoció a una mejora significativa de la rigidez aórtica, una forma de medir la salud vascular. El estudio se publica en el número actual de la revista 'Circulation', de la Asociación Americana del Corazón.
"Nos sorprendió encontrar que la reducción calórica moderada y la actividad aeróbica tenían un mejor efecto sobre las arterias que el ejercicio con una dieta más restrictiva", ha expresado la autora principal del estudio, la doctora Tina E. Brinkley, profesora asociada de gerontología y medicina geriátrica en la Facultad de Medicina de Wake Forest. "Estos cambios relativamente pequeños deberían ser manejables para las personas y más sostenibles a largo plazo", ha añadido.
Una pérdida de peso de aproximadamente el 10% del peso corporal total, o de unos 9 kilos, durante los cinco meses del estudio se asoció a una mejora significativa de la rigidez aórtica solo en los participantes asignados al grupo de ejercicio junto con restricción calórica moderada
El ensayo controlado aleatorio incluyó a 160 adultos sedentarios, de entre 65 y 79 años, con obesidad definida como un índice de masa corporal de 30 a 45 kg/m2. La edad media de los participantes era de 69 años.
Así las cosas, los participantes en el estudio fueron asignados aleatoriamente a uno de los tres grupos de intervención durante 20 semanas: solo ejercicio, ejercicio más restricción calórica moderada o ejercicio más restricción calórica más intensa. Todos los participantes en la investigación recibieron un entrenamiento de ejercicio aeróbico supervisado cuatro días a la semana en el Centro de Investigación Geriátrica de la Facultad de Medicina de Wake Forest. Para determinar la salud vascular de los participantes, se midió y evaluó la estructura y la función de la aorta mediante resonancia magnética cardíaca.
La aorta, la mayor arteria del cuerpo, transporta el oxígeno y los nutrientes vitales desde el corazón a los órganos clave. A medida que la aorta se endurece en el habitual proceso de envejecimiento saludable, el corazón debe trabajar más para contraerse y bombear la sangre a todo el cuerpo.
Según Brinkley, un mayor índice de masa corporal, peso corporal, grasa corporal total y grasa abdominal, así como un mayor perímetro de cintura, se asocian a una mayor rigidez de la aorta, que es un factor de riesgo de sufrir eventos cardiovasculares, como infartos de miocardio y accidentes cerebrovasculares, e incluso la muerte.
MEJORA DE LA RIGIDEZ AÓRTICA
En este sentido, el equipo de investigación descubrió que una pérdida de peso de aproximadamente el 10% del peso corporal total, o de unos 9 kilos, durante los cinco meses del estudio se asoció a una mejora significativa de la rigidez aórtica solo en los participantes asignados al grupo de ejercicio junto con restricción calórica moderada. Ninguna de las medidas de rigidez aórtica cambió significativamente, ni en el grupo de solo ejercicio ni en el de ejercicio más restricción calórica más intensa.
Además, los cambios en el índice de masa corporal, la masa grasa total, el porcentaje de grasa corporal, la grasa abdominal y el perímetro de la cintura fueron mayores en ambos grupos de restricción calórica en comparación con el grupo de solo actividad física. La pérdida de peso fue similar entre los grupos con restricción calórica, a pesar de que el grupo más intensivo consumía casi dos veces menos calorías. Sin embargo, el grupo con la dieta más restrictiva no mostró ninguna mejora en la rigidez aórtica, aunque tuvo descensos de peso y presión arterial similares a los del grupo moderadamente restrictivo.
"Nuestros resultados indican que estos cambios moderados en el estilo de vida pueden ayudar a reducir la rigidez aórtica y mejorar la salud vascular general de los adultos mayores", insiste Brinkley.