Un parto programado, como un parto por cesárea o una inducción programada, puede prevenir más de la mitad de todos los casos de preeclampsia que tienen lugar durante las semanas 37-42 del embarazo. Así lo ha afirmado una investigación de la Sociedad de Salud Americana, publicada en 'Hypertension'.
La preeclampsia es la forma más peligrosa de hipertensión arterial (=140/90 mm Hg) durante el embarazo y es una de las principales causas de mortalidadmaterna en todo el mundo. Suele diagnosticarse a partir de las 20 semanas de embarazo y los síntomas incluyen dolores de cabeza, cambios en la visión e hinchazón de manos, pies, cara u ojos en el caso de la madre; o un cambio en el bienestar del bebé. La preeclampsia también indica que existe un mayor riesgo de que la mujer desarrolle complicaciones de salud cardiaca en etapas posteriores de su vida.
El parto prematuro puede considerarse una opción para las mujeres que desarrollan preeclampsia durante las semanas 20-36 de embarazo; sin embargo, la mayoría de las preeclampsias se producen durante el periodo denominado a término, que se sitúa entre las semanas 37-42 de embarazo. Aunque el cribado de la preeclampsia es rutinario durante el embarazo, las opciones de tratamiento probadas como seguras y eficaces son limitadas.
Aunque el cribado de la preeclampsia es rutinario durante el embarazo, las opciones de tratamiento probadas como seguras y eficaces son limitadas
Las estrategias de parto programado, incluidos el parto inducido y los partos por cesárea planificados de antemano, ya se practican ampliamente por diversos motivos. Sin embargo, rara vez se utilizan como intervención para prevenir la preeclampsia a término. "El parto programado es factible en muchos hospitales o centros de salud", afirma la autora principal del estudio, la doctora Laura A. Magee, profesora de salud de la mujer en el King's College de Londres.
Los investigadores examinaron más de 10 años de registros de salud de casi 90.000 embarazos en dos hospitales (King's College Hospital, Londres y Medway Maritime Hospital, Gillingham) en el Reino Unido. Hubo 57.131 embarazos con registros de salud de 11 a 13 semanas (entre 2006 y 2017), en los que hubo 1. 138 casos de preeclampsia a término y 29.035 embarazos de 35 a 36 semanas (entre 2016 y 2018), en los que hubo 619 casos de preeclampsia a término.
En el análisis, los investigadores evaluaron el riesgo de preeclampsia y los beneficios potenciales del parto programado para ambos grupos con criterios clínicos estándar para la preeclampsia y un modelo de predicción de riesgo, que consiste en un programa informático que predice el riesgo de preeclampsia en función de varios factores individuales, como los antecedentes maternos, la presión arterial, la ecografía y los análisis de sangre.
Los resultados revelan que la preeclampsia a término se produjo con una frecuencia similar cuando se comparó a las participantes examinadas durante el primer trimestre con las examinadas durante el tercer trimestre. Por término medio, las mujeres incluidas en el estudio dieron a luz a las 40 semanas, y dos tercios de todas las participantes experimentaron el inicio espontáneo del parto. Aproximadamente una cuarta parte de las mujeres incluidas en el análisis tuvieron partos por cesárea.
El análisis indica que, cuando se utiliza la modelización del riesgo en lugar del cribado clínico estándar, el parto programado puede resultar una intervención eficaz para reducir a más de la mitad el riesgo de preeclampsia a término.
Magee: "Nuestros hallazgos sugieren que más de la mitad de los casos de preeclampsia a término podrían prevenirse con un parto programado (planificado)"
"Nuestros hallazgos sugieren que más de la mitad de los casos de preeclampsia a término podrían prevenirse con un parto programado (planificado)", afirma Magee.
Los investigadores señalan que, entre los puntos fuertes del estudio, se incluye la amplia población de mujeres representada y que la inducción del parto y el parto por cesárea son opciones ampliamente disponibles. Sin embargo, advierten que se necesitan ensayos clínicos aleatorizados, es decir, estudios en los que los individuos son elegidos al azar para recibir el tratamiento para evaluar la seguridad y la eficacia del parto programado como una intervención adecuada para reducir la preeclampsia a término.