El aumento del tiempo que los menores han dedicado, durante el confinamiento, a las pantallas de los móviles, a la televisión u ordenadores, ha sido relacionado con un peor estado mental, según ha recogido un estudio canadiense.
La investigación, que se ha publicado en la revista Journal of the American Medical Association (JAMA), ha sido realizada por un grupo de investigadores del Grupo de Investigación Aplicada para Niños (TARGetKids!) y del Hospital for Sick Children (Canadá), quienes han analizado a 2.026 niños canadienses de 2 a 18 años.
El estudio de cohorte longitudinal se realizó entre mayo de 2020 y abril de 2021 y los consultados fueron clasificados en cuatro cohortes: dos cohortes de la población y dos cohortes derivadas clínicamente. De esta manera, se ha demostrado que los jóvenes que pasaban más de dos o tres horas al día viendo televisión medios electrónicos o videojuegos tenían tasas más altas de depresión, ansiedad, falta de atención e hiperactividad.
En niños más pequeños, la mayor exposición a las pantallas se ha asociado a niveles más altos de problemas de conducta, hiperactividad y falta de atención
En el caso de los niños más pequeños, una edad media de 5,9 años, la mayor exposición a las pantallas se ha asociado a niveles más altos de problemas de conducta, hiperactividad y falta de atención. La prevalencia de estos síntomas aumentó con el tiempo frente a la pantalla y fue particularmente alta entre los menores que pasaban más de nueve horas al día usando tecnología.
Por su parte, en niños algo más mayores, una edad media de 11,3 años, los niveles más altos de tiempo en televisión o medios digitales se han asociado con niveles más altos de depresión, ansiedad y falta de atención. Asimismo, los niveles más altos de tiempo en los videojuegos se asociaron con niveles más altos de depresión, irritabilidad, falta de atención e hiperactividad y los niveles más altos de tiempo de aprendizaje electrónico se asociaron con niveles más altos de depresión y ansiedad.
El objetivo de los investigadores ha sido que, con estos resultados, se comprenda la asociación entre las pantallas y los jóvenes y se puedan llevar a cabo políticas e intervenciones dirigidas a actividades que promuevan el uso saludable de las pantallas y la salud mental.