Una encuesta realizada por la revista Science para estudiar el aumento del acoso y la intimidación a los investigadores del Covid-19 ha revelado que, desde los primeros momentos de la pandemia, los científicos de todo el mundo han sido objeto de ataques por parte de personas que creen que la pandemia es un engaño, que el virus fue creado intencionadamente para causar daño o que las vacunas son peligrosas.
Para comprender mejor el nivel de intimidación, sus efectos y las formas en que los científicos lo afrontan, 'Science' pidió a 9.585 investigadores que han publicado sobre Covid-19 que rellenaran una encuesta en línea sobre sus experiencias.
De los 510 que respondieron, el 38% informó de al menos un tipo de ataque. Sólo una pequeña minoría experimentó niveles intensos de acoso y la mayoría no informó de ninguna experiencia de este tipo. Estas cifras son inferiores a las de una encuesta de Nature publicada en octubre de 2021, en la que el 81% de los 321 científicos de Covid-19 que hablaron con los medios de comunicación declararon haber recibido al menos ataques personales ocasionales.
Adoptar públicamente algunas posturas, por ejemplo, en contra del uso de la ivermectina para tratar el Covid-19 sin pruebas suficientes de su eficacia, tenía vínculos especialmente fuertes con el acoso.
En comparación con los resultados de la encuesta de Science sobre los investigadores del Covid-19, el acoso fue más frecuente en otra encuesta realizada a más de 44.000 miembros de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia (AAAS), editora de Science, en la que no se preguntó por el acoso durante los dos últimos años, sino a lo largo de toda la carrera de los científicos.
Algunos comentaristas afirman que el aumento de la atención a las nuevas víctimas puede ser el catalizador para que las instituciones de investigación presten por fin atención al problema
En esa encuesta, el 51% de los encuestados declaró haber recibido al menos un tipo de acoso, a veces continuado durante décadas. "Aunque los resultados de la AAAS son imposibles de comparar directamente con la encuesta de COVID-19 -que sólo contemplaba los dos últimos años-, indican que el acoso no es nuevo ni se limita a Covid-19", escribe Cathleen O'Grady. Pero la pandemia, que se produjo en un momento en el que la polarización ya iba en aumento, ha sido la primera experiencia de acoso para algunos científicos y ha empeorado las cosas para otros.
Los investigadores que estudian la dinámica que subyace a estos ataques contra los científicos señalan fenómenos como el "acoso en red" -abusos por parte de enjambres de personas que comparten redes de medios sociales- y por la actividad de expertos, políticos y comentaristas que buscan deliberadamente el conflicto en los medios sociales.
El impacto no ha impedido a algunos investigadores, como el científico del clima Michael Mann, hablar públicamente durante muchos años, pero otros pueden no querer pagar ese precio. Los resultados de la encuesta de Science revelaron que menos del 10% de los investigadores acosados por Covid-19 recibieron apoyo legal (7%), tecnológico (8%), de seguridad (5%) o de salud mental (6%) por parte de sus empleadores.
Algunos comentaristas afirman que el aumento de la atención a las nuevas víctimas puede ser el catalizador para que las instituciones de investigación presten por fin atención al problema.
Las universidades que fomentan la comunicación pública deben reconocer que están exponiendo a los investigadores a un entorno hostil, y que el impacto de esto puede recaer de forma desproporcionada en las personas de los grupos más marginados, dicen los expertos.