Los infartos de miocardio durante la pandemia de Covid-19 tuvieron más probabilidades de provocar una insuficiencia cardíaca en comparación con los infartos del año anterior, según una investigación presentada este martes en el "Heart Failure 2021", un congreso científico en línea de la Sociedad Europea de Cardiología (ESC).
"Los pacientes con infarto de miocardio esperaron una media de 14 horas para recibir ayuda durante la pandemia, y algunos se retrasaron casi dos días. En comparación con el año anterior, el retraso fue de seis horas -afirma el autor del estudio, el doctor Ali Aldujeli, del Hospital de la Universidad Lituana de Ciencias de la Salud, en Kaunas (Lituania)-. Este desfase puede haber contribuido a la mayor incidencia de insuficiencia cardíaca posterior".
El tratamiento urgente de los infartos es esencial para restablecer el flujo de sangre rica en oxígeno al músculo cardíaco. Una mayor duración de la privación de oxígeno se asocia a una mayor superficie de músculo dañado y a una reducción de la función de bombeo (denominada fracción de eyección), que es un tipo de insuficiencia cardíaca.
Este estudio comparó los retrasos en el tratamiento, la fracción de eyección tras el tratamiento y la tasa de hospitalización por insuficiencia cardíaca descompensada en pacientes con infarto antes y durante la pandemia de Covid-19.
El estudio retrospectivo y multicéntrico abarcó seis de las diez regiones administrativas de Lituania. El estudio incluyó a pacientes consecutivos con infarto agudo de miocardio que recibieron un resultado negativo de la prueba de infección por Covid-19 entre el 11 de marzo y el 20 de abril de 2020 y se sometieron a un tratamiento invasivo. Los datos se compararon con los pacientes ingresados con el mismo diagnóstico durante el mismo periodo de 2019. Se realizó un seguimiento de los pacientes durante seis meses tras el alta hospitalaria.
Los pacientes esperaron una media de 14 horas para recibir ayuda durante la pandemia
Un total de 269 pacientes con infarto fueron evaluados en el estudio. Hubo un descenso del 34% en los ingresos por infarto durante la fase inicial de la pandemia en comparación con el mismo periodo de 2019. Los pacientes esperaron significativamente más tiempo antes de presentarse en el hospital durante la pandemia en comparación con 2019 (una mediana de 858 frente a 386 minutos, respectivamente).
Las tasas de ingreso y los retrasos fueron menos pronunciados en el caso de los infartos de miocardio con obstrucción completa de las arterias del corazón (infarto de miocardio con elevación del ST; IAMCEST) en comparación con los no IAMCEST. Las tasas de ingreso se redujeron en un 22,1% en los casos de IAMCEST y en un 47,4% en los no IAMCEST. Los retrasos de los pacientes con IAMCEST se duplicaron con creces durante la pandemia y se multiplicaron por más de cuatro en el caso de los pacientes sin IAMCEST.
El doctor Aldujeli explica que "los descensos en los ingresos y los retrasos en la búsqueda de tratamiento pueden atribuirse en parte a la amplia cobertura de los medios de comunicación, que amplificó el miedo de los pacientes a contraer el Covid-19 y les impidió buscar atención médica a tiempo. Una posible explicación de las diferencias según el tipo de infarto podría deberse a que los pacientes con IAMCEST tienden a presentar síntomas más agudos e intensos en comparación con los que no tienen IAMCEST", añade.
La función de la bomba después del tratamiento fue significativamente menor durante la pandemia en comparación con 2019. A los seis meses, el 22% de los pacientes que sufrieron un infarto durante la pandemia ingresaron en el hospital con insuficiencia cardíaca descompensada, en comparación con el 2,5% en 2019.
Cuando los autores examinaron los resultados por tipo de infarto, encontraron que a los seis meses, casi un tercio de los pacientes (30%) que tuvieron un IAMCEST durante la pandemia fueron ingresados en el hospital por insuficiencia cardíaca descompensada, en comparación con el 1,3% en 2019. Para el IAMCEST, las proporciones correspondientes de ingresos fueron del 16,4% durante la pandemia frente al 3,5% en 2019.
Los hallazgos sugieren que todos los infartos durante una pandemia deben ser tratados con urgencia
El doctor Aldujeli subraya que los resultados según el tipo de ataque cardíaco pueden haber sido influenciados por los nuevos protocolos específicos de la pandemia implementados para prevenir la propagación del virus.
Los pacientes diagnosticados de IAMCEST según un electrocardiograma (ECG) fueron priorizados para recibir tratamiento urgente (es decir, sin esperar el resultado de la prueba Covid-19) y el personal utilizó equipos de protección personal (EPP) durante el procedimiento. Los pacientes sin IAMCEST se consideraron menos urgentes y se aislaron durante unas 24 horas a la espera de los resultados de la prueba Covid-19, lo que determinó si el personal necesitaba o no el EPI durante el procedimiento.
"Nuestros hallazgos sugieren que todos los infartos durante una pandemia deben ser tratados con urgencia y el personal debe utilizar el EPP -añade-. También es necesaria una cobertura más equilibrada por parte de los medios de comunicación para que los pacientes no esperen a buscar ayuda en las emergencias médicas".