Casi nueve de cada diez casos de muerte súbita por miocardiopatía hipertrófica (MCH) en jóvenes van precedidos de síntomas, anomalías en el electrocardiograma (ECG) o antecedentes familiares, según un nuevo estudio publicado en la revista de acceso abierto 'PLOS ONE', que sugiere que la ampliación del cribado cardíaco más allá de los atletas de competición podría ayudar a prevenir la muerte súbita cardiaca en la población joven con MCH.
La MCH es una enfermedad cardiovascular genética que se cree que afecta a uno de cada 500 individuos de la población general. Aunque la muerte súbita cardiaca (MSC) debida a la MCH es poco frecuente, sigue siendo una de las principales causas de muerte natural en los jóvenes.
La identificación de los pacientes de riesgo puede reducir el riesgo de MSC en individuos jóvenes con MCH, por ejemplo, mediante la restricción del ejercicio y los tratamientos farmacológicos. Los desfibriladores cardioversores implantables (DCI) también pueden evitar muertes y mejorar la calidad de vida. Por ejemplo, tras sufrir una parada cardíaca en el campo el año pasado, el futbolista danés Christian Eriksen pudo volver a jugar ocho meses después con un DCI.
"La mayoría de los jóvenes que mueren de muerte súbita cardíaca por MCH presentan una o más anomalías que pueden reconocerse durante el cribado cardíaco"
En el nuevo estudio, Erik Börjesson, del Hospital Universitario Sahlgrenska (Suecia), y sus colegas analizaron todos los casos de MSC con MCH entre 2000 y 2010 en Suecia entre individuos menores de 35 años, junto con los controles. Caracterizaron los síntomas clínicos, la historia clínica, los antecedentes familiares y los hallazgos del ECG antes de la aparición de la MCH utilizando datos de registros nacionales, informes de autopsias, historiales médicos y entrevistas con familiares post mortem.
Entre los 38 casos de MSC identificados, que incluían a 31 hombres y 7 mujeres, el 71% presentabaposibles síntomas cardíacos, incluyendo dolor torácico y palpitaciones, antes de la muerte, y el 69% recibió atención médica en los 180 días anteriores a la muerte (en comparación con sólo el 21% de los controles que recibieron atención médica en ese período de tiempo).
El 39% tenía un trastorno cardíaco conocido antes de la muerte y el 50% tenía antecedentes familiares positivos de enfermedad cardíaca. En total, 28 individuos se sometieron a una evaluación de ECG en algún momento de su vida. De ellos, 23 (82%) presentaban resultados de ECG considerados anormales, pero el número total de registros de ECG anormales es de alrededor del 60% cuando se examinan todos los casos.
Los autores concluyen que puede ser posible predecir y prevenir la MSC en individuos jóvenes con MCH. El cribado de ECG, por ejemplo, podría ampliarse más allá de los atletas de competición y un programa de cribado escolar rutinario podría garantizar una detección igual en hombres y mujeres.
Los autores añaden que "la mayoría de los jóvenes que mueren de muerte súbita cardíaca por MCH presentan una o más anomalías que pueden reconocerse durante el cribado cardíaco".