Los investigadores han descubierto un mecanismo importante y hasta ahora desconocido que muchas bacterias utilizan para resistir a los antibióticos, que demuestra que esta resistencia está más evolucionada de lo que se había reconocido hasta ahora, según publican online en línea en la revista 'Molecular Cell'.
Mediante una combinación de cálculo y observación física en el laboratorio, los investigadores han desentrañado un sofisticado proceso que algunas bacterias comunes utilizan para salvarse de la clase de antibióticos rifamicina, que se encuentran en la naturaleza y también se fabrican para tratar enfermedades infecciosas. Las rifamicinas actúan uniéndose a la ARN polimerasa, una proteína esencial para la vida bacteriana.
Las bacterias resistentes, que están muy presentes en el medio ambiente y en algunos patógenos humanos, han desarrollado una proteína que puede expulsar el antibiótico de la ARN polimerasa. Una vez desalojada la rifamicina, utilizan proteínas especialmente adaptadas para atacarla y destruirla.
El descubrimiento demuestra que los mecanismos de la resistencia a los antimicrobianos (RAM) son más complejos y altamente evolucionados de lo que los científicos habían reconocido hasta ahora
"Lo que hemos descubierto es un nuevo truco bajo la manga de las bacterias para evadir esta clase de antibióticos", explica el investigador Gerry Wright, que dirige el Nexo Global para Pandemias y Amenazas Biológicas, con sede en la Universidad de McMaster (Canadá). "Es como un golpe de efecto. Es fascinante y muy astuto".
Ahora Wright y sus colegas están peinando su base de datos de decenas de miles de muestras para ver si otras bacterias utilizan procesos paralelos y si revelan vulnerabilidades que puedan explotarse para crear nuevos antibióticos que se necesitan con urgencia.
Afirma que el descubrimiento le infunde un nuevo respeto por la capacidad de adaptación de la naturaleza y renueva su entusiasmo por encontrar y sacar a la luz otros métodos que utilizan las bacterias para asegurar su supervivencia.
La RAM es un problema sanitario mundial enorme y creciente que debería recibir mucha más atención y recursos de investigación, afirma Wright. Aunque la eficacia de la penicilina, la rifamicina y otros tratamientos antibióticos establecidos está disminuyendo rápidamente, la mayoría de las empresas farmacéuticas no están desarrollando activamente nuevos antibióticos, asegura.
"Cada vez que pensamos que hemos descubierto todas las formas en que las bacterias resisten a los antibióticos, llega algo como esto, para hacernos saber que hay trucos en los que no habíamos pensado antes"
Wright explica que el descubrimiento y desarrollo de fármacos es tremendamente caro, y el rendimiento financiero de la inversión en antibióticos sería bajo, ya que no generan tantos ingresos como los medicamentos de prescripción que los pacientes utilizan durante años.
La amenaza de la RAM para la salud pública es demasiado grande para ignorarla y requiere la colaboración de gobiernos, universidades y fabricantes, afirma. "Tenemos que seguir recordando a la gente lo difíciles que son estos bichos. Todos nos hemos centrado en el COVID estos dos años y medio, pero la RAM sigue siendo un problema enorme y estas bacterias han seguido innovando y diversificando sus mecanismos de resistencia. Tenemos que seguir trabajando para asegurarnos de que realmente entendemos al enemigo".