Unos investigadores del Hospital General de Massachusetts (MGH), en Estados Unidos, han descubierto que un subconjunto de glóbulos blancos conocido como células T CD4+ reside de forma natural en los lunares del cuerpo y podría activarse como parte de una novedosa estrategia para tratar el melanoma y generar una potente inmunidad contra su reaparición, según publican en la revista 'Science Advances'.
El equipo descubrió que los lunares comunes son dianas inmunogénicas para las células T CD4+ asesinas que, mediante su activación, podrían ampliar la respuesta antitumoral del organismo y superar los obstáculos de las actuales inmunoterapias contra el cáncer, como los inhibidores de puntos de control.
"Nuestra investigación descubrió que los lunares son infiltrados por células T que están preparadas para destruir el lunar", explica el autor principal, el doctor Shadmehr (Shawn) Demehri, investigador del Centro de Inmunología del Cáncer y del Centro de Investigación de Biología Cutánea del MGH. Según el mismo investigador, estas células inmunitarias asesinas "podrían ser activadas por terapias basadas en la inmunidad para no sólo erradicar el lunar y el melanoma, sino también para generar un conjunto mayor de células inmunitarias que podrían ayudar a proteger al individuo contra el desarrollo y la progresión futuros del cáncer".
La activación de las células T CD4+ residentes, añade, podría ser especialmente importante para las poblaciones de alto riesgo, incluidas las personas con muchos lunares atípicos o las que tienen antecedentes familiares o su propio historial de melanoma.
Un tercio de los melanomas comienzan en los lunares
El melanoma, una de las formas más graves de cáncer de piel, se origina en los melanocitos, las células que producen la melanina, el pigmento que da el color a la piel. Aproximadamente un tercio de los melanomas comienzan en los lunares, el resto en la piel de aspecto normal.
El equipo del MGH trató de entender la relación entre los nevus melanocíticos -esencialmente, lunares con pocas mutaciones- y el melanoma. Lo que descubrieron fue que, una vez trasplantados lunares benignos de humanos a ratones inmunodeficientes en el laboratorio, los lunares eran repentinamente rechazados o eliminados por las células T CD4+.
"En los humanos, los lunares no eran rechazados porque estaban controlados por otras células inmunitarias conocidas como Tregs, o células T reguladoras inmunosupresoras", explica el primer autor, Erik Schiferle, investigador del Centro de Inmunología del Cáncer y del Centro de Investigación en Biología Cutánea.
"Sin embargo, una vez en los ratones, las Tregs estaban inactivas porque carecían de la señalización presente en los humanos", continúa. Tal y como explica Schiferle, sin el efecto supresor de las Tregs, las células T CD4+ eran libres de activarse y eliminar el lunar. "Esta causa y efecto biológicos nos sugirieron que si se podían bloquear las Tregs que ya existen en los lunares humanos, se podrían reactivar las células T CD4+ antimelanocíticas para eliminar el lunar y, al mismo tiempo, proteger al paciente contra el desarrollo y/o la reaparición del melanoma".
Un posible enfoque terapéutico es un agente localizado o tópico que se aplicara en la piel para erradicar el lunar
El estudio sugiere que el siguiente paso importante podría ser el desarrollo de un tratamiento para suprimir las Tregs en el lugar del lunar. De hecho, en varios laboratorios se están investigando agentes que podrían suprimir las Tregs para combatir diversos tipos de cáncer.
Por eso, los estudiosos del MHG exponen que uno de los posibles enfoques terapéuticos puede ser un agente localizado o tópico que se aplicara en la piel para erradicar el lunar. "Gracias a nuestro trabajo, hemos aclarado que las Tregs son una diana adecuada para la inmunosupresión de las células inmunitarias asesinas de los lunares, y del melanoma en concreto", declara Schiferle.
Igualmente importante, el estudio puso de relieve el papel de las células T CD4+, que normalmente no obtienen el reconocimiento de las células T CD8+, el tipo de célula antitumoral dominante en el organismo.
"Creemos que son tan importantes como las células T CD8+, si no más, a la hora de rechazar su objetivo, que en este caso es un lunar que podría derivar en un melanoma", señala Demehri, que es dermatólogo. "Nuestro laboratorio también está investigando el papel de las células T CD4+ en el cáncer de mama, el cáncer de pulmón y otros carcinomas, ya que la ciencia empieza a apreciar estas células inmunitarias como actores activos y versátiles tanto en el tratamiento del cáncer como en la inmunoprevención", concluye.