Un estudio liderado por el director de la Red Española de Investigadores en Dolencias de la Espalda (REIDE), Francisco Kovacs, ha identificado los factores que permiten predecir la evolución del dolor cervical, permitiendo además calcular la probabilidad de mejoría individual de cada paciente según sus características personales (demográficas, sociales, clínicas y radiológicas) y el tratamiento que se le aplique.
El análisis se ha centrado en el cálculo de la probabilidad de que, tres meses después de ser atendido por dolor cervical, los tres aspectos más importantes de esta dolencia (intensidad del dolor del cuello, intensidad del eventual dolor irradiado al brazo y grado de restricción que conllevan en las actividades cotidianas) hayan mejorado significativamente o desaparecido.
Además se ha desarrollado una aplicación informática, basada en los resultados de este estudio, que automatiza el cálculo del pronóstico individual de cada paciente y permite anticipar cómo se modificará su evolución en función del tratamiento que se aplique en su caso concreto.
El usuario, ya sea médico, fisioterapeuta o paciente, sólo tiene que introducir los datos solicitados para que la aplicación le muestre la probabilidad de que, en un plazo de tres meses, el dolor del cuello, el eventual dolor irradiado al brazo y el grado de discapacidad, hayan mejorado significativamente o hayan desaparecido.
Se ha desarrollado una aplicación informática que automatiza el cálculo del pronóstico individual de cada paciente
Modificar los datos (por ejemplo, relativos al tratamiento que se plantea), también permite cuantificar el impacto que tendrá el tratamiento en cuestión en la probabilidad de mejoría en su caso concreto.
"El dolor de cuello es una de las cuatro principales causas de discapacidad en el mundo. Este estudio hace posible predecir de manera fiable la evolución de cada paciente y anticipar cómo se va a modificar ésta en función del tratamiento que se aplique. Eso permite también al paciente participar activamente, junto con los médicos o fisioterapeutas que le atienden, en las decisiones clínicas que le afectan, al hacer posible que coteje los riesgos y molestias de cada tratamiento con la mejoría del pronóstico que va a conllevar en su caso concreto", ha explicado Kovacs.
En concreto, los autores del estudio, publicado en 'BMC Musculoskeletal Disorders', utilizaron modelos predictivos multivariantes de regresión logística para analizar el eventual valor pronóstico de los 37 parámetros que estudios previos sugerían que podían asociarse a la evolución del dolor o la discapacidad.
Estos parámetros incluyeron factores socio-demográficos (como edad, sexo, situación laboral o percepción de baja laboral), clínicos (como intensidad y duración del dolor del cuello y del dolor irradiado, grado de discapacidad, procedimientos diagnósticos realizados o los tratamientos aplicados), y los hallazgos radiológicos observados en cada paciente (como la presencia de hernia discal, estenosis espinal, signos degeneración discal o de la articulación facetaria).
Después se identificaron cuáles de esos factores realmente eran útiles para establecer el pronóstico, se cuantificó su valor con ese fin, se desarrollaron modelos predictivos que permitían combinar todos los factores presentes en cada paciente para predecir su evolución, y se evaluó si la evolución predicha por los modelos coincidía con la observada en la realidad.
El dolor irradiado al brazo evolucionó mejor entre los pacientes en los que el dolor se debía a síndrome inespecífico
Se establecieron tres modelos predictivos, que demostraron ser válidos para calcular por separado la probabilidad de que se produjera una mejoría en el dolor del cuello, el dolor irradiado y el grado de discapacidad. Dos factores demostraron asociarse a una mejor evolución de los dos tipos de dolor y del grado de discapacidad: que el dolor durara menos de 90 días (en comparación a que fuera crónico y durara 90 o más días) y que el paciente fuera tratado con intervención neurorreflejoterápica.
Además, el pronóstico del dolor del cuello fue mejor entre los pacientes en los que se debió a síndrome inespecífico (en vez de a hernia discal o estenosis espinal), no mostraron signos de degeneración discal, siguieron trabajando a pesar del dolor, y eran mujeres.
Por su parte, el dolor irradiado al brazo evolucionó mejor entre los pacientes en los que el dolor se debía a síndrome inespecífico y no mostraron signos radiológicos de degeneración discal, mientras que el grado de discapacidad evolucionó mejor entre quienes siguieron trabajando a pesar del dolor, y no mostraron signos radiológicos de degeneración de la articulación facetaria.
Se analizó la evolución de 3.001 pacientes atendidos en la práctica clínica habitual de 47 centros sanitarios de 11 Comunidades Autónomas: Andalucía, Aragón, Asturias, Baleares, Castilla-León, Cataluña, Extremadura, Galicia, Madrid, Murcia y País Vasco. 15 de los 47 centros pertenecen al Sistema Nacional de Salud; 6 a instituciones sin ánimo de lucro que trabajan para el SNS; y 26 son centros privados.
De todos ellos, 8 eran centros de atención primaria, 18 centros de fisioterapia y 21 centros de especialidades médicas (cinco de reumatología; seis de rehabilitación; cuatro de neurorreflejoterapia; y seis de cirugía ortopédica). El 74 por ciento de los participantes en este estudio eran mujeres; la media de duración del dolor de cuello era de 180 días y la intensidad media del dolor de 6,6 puntos para el dolor cervical y de 6,0 para el dolor irradiado al brazo (en una escala en la que "0" corresponde a "ausencia de dolor" y "10" al dolor más intenso que se pueda imaginar).