El Grupo de Análisis Científico de Coronavirus del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) ha defendido que los estudios de seroprevalencia de base poblacional, en general, y para COVID-19 en particular, "tienen una relevancia indudable en términos de salud pública".
"Son claves para entender el impacto y distribución de las enfermedades en la población, y proporcionan información necesaria para adecuar las posibles estrategias epidemiológicas que apliquen los decisores, aunque siempre hay que tener en cuenta también sus propias limitaciones", argumentan en un informe.
Los denominados estudios de serovigilancia son herramientas epidemiológicas que permiten conocer, a partir de muestras de suero de las personas, qué proporción de una población definida ha generado anticuerpos específicos frente a una enfermedad infecciosa. Esta información revela el estado inmunitario de la población frente al agente infeccioso, y permite estimar qué porcentaje de la gente estudiada ha estado en contacto con el agente infeccioso, incluidas personas asintomáticas, o qué personas han desarrollado anticuerpos tras una vacunación.
Existen aún muchas incógnitas sobre el significado y las implicaciones de los hallazgos de este tipo de estudios en COVID-19
Los estudios de seroprevalencia están teniendo protagonismo durante la pandemia de COVID19, con numerosas iniciativas a escala local y nacional en muchos países. En España destaca la encuesta ENECOVID-19, desarrollada por el Ministerio de Sanidad y el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) sobre más de 60.000 participantes para aportar datos a escala provincial, autonómica y nacional.
"En definitiva, los estudios de seroprevalencia para COVID-19 de base poblacional tienen mucha relevancia en términos de salud pública, aunque es importante conocer sus limitaciones. La información que aportan puede ser clave para conocer bien el impacto y distribución de la enfermedad en la población, y para aplicar diferentes estrategias epidemiológicas", resaltan desde el ISCIII.
En cualquier caso, reconocen que "existen aún muchas incógnitas sobre el significado y las implicaciones de los hallazgos de este tipo de estudios en COVID-19". "El SARS-CoV-2 es un virus de reciente aparición, y no se sabe aún de forma definitiva si la presencia de anticuerpos implica una protección real contra la enfermedad, ni cuánto tiempo se mantienen en el individuo, ni qué papel juegan frente al virus ya que existen otros mecanismos de defensa, como la inmunidad celular, que también parecen estar implicados en la respuesta a la infección", argumentan.
"De hecho, no todas las personas infectadas desarrollan anticuerpos frente al virus, y, desde luego, su detección no permite valorar la contagiosidad de las personas estudiadas, lo que hace que la vigilancia
mediante búsqueda de casos siga siendo la herramienta principal para el control individual de la enfermedad, junto con los esfuerzos de los equipos de Salud Pública para encontrar y aislar a sus contactos", concluyen.