La sangre de las personas infectadas por el SARS-CoV-2 muestra señales reveladoras de inmunidad contra las nuevas variantes de la Covid-19 hasta 11 meses después de la infección, según un pequeño estudio realizado por el laboratorio de la Universidad de Ciencias y Salud de Oregón (EEUU), que sugiere que esto podría significar el posible fin de la pandemia.
El estudio, en The Journal of Infectious Diseases, muestra por el nivel de inmunidad que es poco probable que las variantes actuales de preocupación escapen realmente al sistema inmunológico de las personas que se han recuperado de la infección. "Creemos que estos resultados nos dan una verdadera razón para el optimismo", ha señalado el autor principal Bill Messer, profesor asistente de microbiología molecular e inmunología, y enfermedades infecciosas en la Escuela de Medicina de OHSU.
Messer enfatizó que la vacunación es la mejor protección contra la reinfección, y que la vacuna también es la mejor protección para las personas que no han tenido Covid-19 para evitar infectarse o enfermarse gravemente o morir a causa de ella. Los investigadores encontraron que los casos asintomáticos y algunas de las personas con síntomas leves no siempre tenían anticuerpos específicos contra el SARS-CoV-2 en el suero sanguíneo.
Sin embargo, los investigadores pudieron detectar células inmunitarias patrullantes, llamadas células B de memoria, que están programadas para producir anticuerpos contra el SARS-CoV-2 en la sangre de todas las personas analizadas. Y descubrieron que estas células B de memoria no solo parecían reaccionar al virus SARS-CoV-2 de tipo salvaje original, sino que también reconocieron las llamadas variantes preocupantes.
El estudio "sugiere que si alguien está expuesto a una variante de preocupación, las células B de memoria generadas por la vacunación o la infección natural están preparadas para responder"
Aunque los nuevos hallazgos son esperanzadores, lo cierto es que solo se utilizó el análisis de sangre extraído de 24 personas que habían sido infectadas con el virus SARS-CoV-2, con una gravedad que iba desde asintomática hasta hospitalización en el Hospital OHSU. No obstante, con más de 11 meses, el estudio es el período posterior a la infección más largo medido hasta la fecha.
Sin embargo, los investigadores dicen que no es posible decir definitivamente si la respuesta de las células B que los investigadores descubrieron en el suero sanguíneo se correlacionaría con una respuesta inmune efectiva real en las personas expuestas al virus. Los autores estimularon las células B para que secretaran anticuerpos, simulando una infección repetida. Aunque los anticuerpos parecían reconocer las variantes, los investigadores no pudieron decir definitivamente si estos protegerían contra las variantes del virus.
"Probablemente no tengamos suficientes datos longitudinales en este momento", ha señalado la coautora Zoe Lyski, estudiante de posgrado en el laboratorio Messer en OHSU y autora principal del estudio. "Estos datos nos permiten pensar con optimismo sobre el manejo de las variantes. Sugiere que si alguien está expuesto a una variante de preocupación, las células B de memoria generadas por la vacunación o la infección natural están preparadas para responder".
Además, creen que estos hallazgos sugieren que la protección inmunológica puede perdurar a largo plazo, lo que podría evitar la necesidad de vacunas de refuerzo.