Investigadores del centro de investigación de la Fundación Pasqual Maragall, el BarcelonaBeta Brain Research Center (BBRC), con el impulso de la Fundación "la Caixa", han detectado que la proteína acídica fibrilar glial (GFAP, por las siglas en inglés) es un biomarcador muy preciso para diagnosticar las fases iniciales de la enfermedad de Alzheimer en la sangre.
"El hallazgo permitirá mejorar la precisión diagnóstica de la fase preclínica del Alzheimer a través de un análisis de sangre, combinando la detección del biomarcador GFAP con otros descubiertos recientemente", explica el doctor Marc Suárez-Calvet, investigador principal del estudio y jefe del grupo de Biomarcadores en Fluidos y Neurología Traslacional del BBRC.
Los resultados del ensayo se han validado en cerca de 900 participantes provenientes de tres cohortes dedicadas a la investigación en prevención del Alzheimer. Una de las cohortes es el Estudio Alfa, impulsado por la Fundación "la Caixa" en Barcelona.
La GFAP es una proteína cerebral específica de las células de la astroglía. Estas células están implicadas en diferentes procesos funcionales, como dar soporte a la actividad de las neuronas y en la regulación de la barrera hematoencefálica. Cuando se produce algún tipo de daño cerebral, tiene lugar una reacción de estas células, la llamada astrogliosis. Con esta reacción se trata de contener el daño cerebral y se eleva la expresión de GFAP y de otros marcadores.
Identifican un biomarcador en sangre que detecta de forma precisa las fases iniciales del alzhéimer
En el caso de la enfermedad de Alzheimer, la GFAP es un biomarcador que habitualmente se medía en el líquido cefalorraquídeo, después de efectuar una punción lumbar al paciente. La novedad que aporta este estudio es que demuestra que la GFAP medida en el plasma sanguíneo es mejor que la medida en el líquido cefalorraquídeo para determinar, con más precisión y de forma menos invasiva, en qué punto de la enfermedad de Alzheimer se encuentra la persona afectada.
"Hemos visto que los niveles del biomarcador GFAP son más elevados en las personas que se encuentran en la fase asintomática del Alzheimer, y que nos permiten diferenciar los individuos con o sin patología amiloide en el cerebro, que es el estadio previo a la enfermedad", detalla Marta Milà-Alomà, investigadora del estudio y miembro del grupo de Biomarcadores en Fluidos y Neurología Traslacional del BBRC.
Los resultados del estudio se han podido confirmar en personas que están en las diferentes fases del continuo de la enfermedad de Alzheimer, y que participan en tres cohortes internacionales independientes.
En primer lugar, los investigadores analizaron las muestras de sangre de 387 personas sin alteraciones cognitivas y con cierto riesgo de desarrollar Alzheimer, provenientes del Estudio Alfa, impulsado el año 2013 en Barcelona por la Fundación Pasqual Maragall y la Fundación "la Caixa".
Asimismo, investigaron el plasma de 300 personas asintomáticas y con deterioro cognitivo que forman parte del estudio TRIAD, liderado en la McGill University en Montreal. Y, finalmente, analizaron las muestras de 187 pacientes con deterioro cognitivo del Hospital Lariboisière de París.
Todas las pruebas del ensayo fueron analizadas en la Universidad de Göteborg, y cuantificadas con una tecnología de alta precisión (Simoa HD-X) utilizando inmunoensayos comercialmente disponibles.
El hallazgo permitirá mejorar la precisión diagnóstica de la fase preclínica a través de un análisis de sangre
Los resultados de este estudio internacional se suman a los últimos hallazgos de biomarcadores sanguíneos para detectar la enfermedad de Alzheimer. En noviembre de 2020, el mismo equipo que lidera el doctor Suárez-Calvet en el BBRC identificó otros biomarcadores, en este caso de la proteína tau, para detectar las fases iniciales.
Como explica el doctor Suárez-Calvet, que ahora lidera una prestigiosa beca europea ERC Starting Grant en este ámbito, "en solo dos años, la investigación en el campo de los biomarcadores del Alzheimer en la sangre está avanzando a tal ritmo que estamos convencidos que en un futuro próximo podremos detectar los cambios silenciosos que se producen en el cerero con un simple análisis de sangre solicitado por el médico de cabecera". "Esto nos permitirá probar tratamiento antes que el daño neuronal sea irreversible", apostilla.
Actualmente, la Fundación Pasqual Maragall está poniendo en marcha un laboratorio traslacional equipado con tecnologías como la utilizada en este estudio, para poder llevar a España herramientas de última generación en la investigación de la enfermedad de Alzheimer y ponerlas al servicio de la comunidad científica y de los pacientes.
La investigación se ha publicado en la revista JAMA Neurology y ha contado con la colaboración de investigadores de la Universidad de Göteborg, la McGill University de Montreal, la Universidad de París, el Hospital Lariboisière Fernand-Widal de París, el Hospital del Mar y el Institut Hospital del Mar de investigaciones Médicas (IMIM), el Ciber de Fragilidad y Envejecimiento Saludable (Ciberfes) y el Ciber de Bioingeniería, Biomateriales y Nanomedicina (Ciber-BBN).