La terapia CAR-T está creada individualmente para cada paciente. Consiste en extraer, mediante aféresis, los linfocitos T del paciente para modificarlos genéticamente de manera que pueden reconocer y destruir las células cancerosas. El último paso: reinfundir estos linfocitos al paciente. Con solo una dosis, el tratamiento tiene potencial curativo para enfermedades oncohematológicas que hasta ahora carecían de opciones terapéuticas que permitiesen mejorar la supervivencia.
El Sistema Nacional de Salud (SNS) cada vez va implicándose más en ofrecer este tipo de terapias. Por eso, ha designado como centro adicional del SNS para la administración de las terapias CAR-T al Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA).
El centro sanitario aplicará este tipo de inmunoterapia a pacientes mayores de 18 años con cánceres hematológicos, como el linfoma B de células grandes, el linfoma de células de manto, el mieloma múltiple y la leucemia linfoblástica aguda.
El director general de Política y Planificación Sanitarias, ha señalado la importancia de que el Principado cuente con estos tratamientos, que redundarán en una mayor equidad, seguridad, calidad y eficiencia para la ciudadanía
El director general de Política y Planificación Sanitarias, Sergio Valles, ha señalado la importancia de que el Principado cuente con estos tratamientos, que redundarán en una mayor equidad, seguridad, calidad y eficiencia para la ciudadanía. Valles también ha valorado el "altísimo nivel" de los profesionales del Servicio de Salud (Sespa), que permite que la comunidad disponga de estas terapias de última generación.
El grupo de trabajo institucional del Plan para el Abordaje de Terapias Avanzadas ha valorado la experiencia, el conocimiento específico y la coordinación entre las distintas unidades y servicios del HUCA para la administración de estas terapias innovadoras, que implican un proceso asistencial complejo, que precisa de una gran trazabilidad y farmacovigilancia.
Para realizar este tipo de tratamiento, se extraen las células T de la sangre del paciente a través de un proceso que se denomina leucoféresis. Posteriormente, esas células T son alteradas genéticamente en el laboratorio para que tengan receptores específicos, conocidos como receptores quiméricos de antígenos o CAR. Una vez listas, se infunden de nuevo al paciente, para ayudar a su sistema inmunológico a identificar y combatir las células cancerosas.
La Secretaría de Estado de Sanidad publicará próximamente las respectivas resoluciones con los centros designados en todo el país.