Un estudio de la Universidad de Michigan (Estados Unidos) sugiere que un horario de sueño irregular puede aumentar el riesgo de depresión a largo plazo tanto como el hecho de dormir menos horas en general o quedarse despierto hasta tarde la mayoría de las noches.
Incluso cuando se trata solo de su estado de ánimo al día siguiente, las personas cuyo horario de vigilia varía de un día a otro pueden encontrarse de tan mal humor como las que se quedaron hasta muy tarde la noche anterior, o se levantaron muy temprano esa mañana, según esta investigación, publicada en la revista científica 'npj Digital Medicine'.
Aquellos cuyos dispositivos mostraban que tenían horarios de sueño variables eran más propensos a puntuar más alto en los cuestionarios estandarizados de síntomas de depresión, y a tener puntuaciones de estado de ánimo diarias más bajas
El nuevo trabajo se basa en datos recogidos mediante el seguimiento del sueño y otras actividades de los médicos internos residentes a través de dispositivos que llevaban en sus muñecas, y pidiéndoles que informaran de su estado de ánimo diario en una aplicación móvil y que se sometieran a pruebas trimestrales para detectar signos de depresión.
Los residentes, como se les llama en su primer año de formación después de la Facultad de Medicina, experimentan las largas e intensas jornadas de trabajo y los horarios de trabajo irregulares que son el sello de esta época en la formación médica. Estos factores, que cambian de un día para otro, alteraron su capacidad de tener horarios de sueño regulares.
Aquellos cuyos dispositivos mostraban que tenían horarios de sueño variables eran más propensos a puntuar más alto en los cuestionarios estandarizados de síntomas de depresión, y a tener puntuaciones de estado de ánimo diarias más bajas. Los que habitualmente se quedaban despiertos hasta tarde, o los que dormían menos horas, también puntuaban más alto en los síntomas de depresión y más bajo en el estado de ánimo diario. Los resultados se suman a lo que ya se sabe sobre la relación entre el sueño, el estado de ánimo diario y el riesgo de depresión a largo plazo.
"La avanzada tecnología de los wearables nos permite estudiar los factores conductuales y fisiológicos de la salud mental, incluido el sueño, a una escala mucho mayor y con más precisión que antes, lo que nos abre un apasionante campo de exploración. Nuestros hallazgos pretenden no sólo orientar la autogestión sobre los hábitos de sueño, sino también informar sobre las estructuras de programación institucionales", explica el autor principal de la investigación, Yu Fang.
Este equipo de investigación lleva más de una década estudiando el estado de ánimo y el riesgo de depresión de los médicos residentes de primer año. En concreto, este estudio recopiló una media de dos semanas de datos desde antes de que comenzaran los años de internado de los médicos, y una media de casi cuatro meses de seguimiento a lo largo de su año de internado.
Este estudio recopiló una media de dos semanas de datos desde antes de que comenzaran los años de internado de los médicos, y una media de casi cuatro meses de seguimiento a lo largo de su año de internado
Los dispositivos portátiles que estiman el sueño son utilizados ahora por millones de personas, incluidos los dispositivos Fitbit utilizados en el estudio, otros rastreadores de actividad y relojes inteligentes. "Estos dispositivos, por primera vez, nos permiten registrar el sueño durante amplios períodos de tiempo sin esfuerzo por parte del usuario. Todavía tenemos dudas sobre la precisión de las predicciones del sueño que hacen los rastreadores de los consumidores, aunque el trabajo inicial sugiere un rendimiento similar al de los dispositivos de actigrafía de grado clínico y de investigación que están autorizados", explica otra de las responsables del trabajo, la doctora Cathy Goldstein.
El equipo señala que el grupo relativamente joven de personas que participaron en el estudio (con una edad media de 27 años y con títulos universitarios y de Medicina) no es representativo de la población en general. Sin embargo, dado que todos ellos experimentan cargas de trabajo y horarios similares, son un buen grupo en el que probar las hipótesis. Los investigadores esperan que otros grupos estudien otras poblaciones utilizando dispositivos y enfoques similares, para ver si los resultados sobre la variación en el horario de sueño se mantienen para ellos.