La revista ciéntífica británica 'The BMJ' ha sacado a la luz un estudio que apunta a que los futbolistas de élite tienen un menor riesgo de sufrir trastornos relacionados con el alcohol y las drogas que los hombres de la población general. Lo curioso, es que el consumo de alcohol está profundamente arraigado en la cultura futbolística desde su origen, tanto entre los jugadores como entre los seguidores de los equipos. No en vano, varios jugadores conocidos han sufrido adicción al alcohol durante y después de sus carreras como futbolistas. Mención aparte merece Diego Armando Maradona, considerado por muchos como el mejor jugador de la historia y con una trayectoria profesional manchada por la droga.
La presión constante por rendir a un alto nivel, la atención pública y la fama podrían el riesgo de trastornos relacionados con el alcohol entre los deportistas de élite en activo y retirados, pero ha habido pocos estudios a gran escala que hayan evaluado estos factores. Así, para profundizar en esta cuestión, los investigadores realizaron un seguimiento de la salud de 6.007 futbolistas que habían jugado en la primera división sueca, Allsvenskan, entre 1924 y 2019, y de 56.168 hombres de la población general emparejados con los jugadores en función de la edad y la región de residencia.
Esta reducción del riesgo se observó entre los futbolistas que jugaron su primera temporada en la máxima categoría a partir de principios de la década de 1960, mientras que los futbolistas de épocas anteriores presentaban un riesgo similar al de los hombres de la población general
Identificaron cualquier trastorno relacionado con el alcohol y las drogasen certificados de defunción, durante ingresos hospitalarios y visitas ambulatorias, o el uso de medicamentos recetados para la adicción al alcohol. También evaluaron si el aumento del riesgo variaba en función del año de la primera temporada en la máxima categoría, la edad, la duración de la carrera y la capacidad goleadora.Los participantes fueron seguidos durante una media de 27 años, durante los cuales 257 futbolistas (4,3%) y 3.528 hombres de la población general (6,3%) fueron diagnosticados con trastornos relacionados con el alcohol. En los análisis que tuvieron en cuenta la edad y la región de residencia, el riesgo de trastornos relacionados con el alcohol fue aproximadamente un 30% menor entre los futbolistas que entre los hombres de la población general.
Esta reducción del riesgo se observó entre los futbolistas que jugaron su primera temporada en la máxima categoría a partir de principios de la década de 1960, mientras que los futbolistas de épocas anteriores presentaban un riesgo similar al de los hombres de la población general. El riesgo de trastornos relacionados con el alcohol era más bajo en torno a los 35 años, y luego aumentaba con la edad. Alrededor de los 75 años, los futbolistas tenían un mayor riesgo de sufrir trastornos relacionados con el alcohol que los hombres de la población general. No se observó ninguna asociación significativa entre el número de goles, el número de partidos y las temporadas jugadas en la máxima categoría y el riesgo de trastornos relacionados con el alcohol. El riesgo de trastornos relacionados con el consumo de otras drogas fue significativamente menor (78%) entre los futbolistas que entre la población general.
Las ligas "siguen promocionando el alcohol y otros productos poco saludables entre los aficionados al fútbol, lo que, según la evidencia científica, está directamente relacionado con un mayor consumo, sobre todo entre los jóvenes"
Se trata de un estudio observacional y los investigadores reconocen que los futbolistas podrían haber tenido trastornos relacionados con el alcohol sin recibir un diagnóstico, y que sus hallazgos podrían no aplicarse a las jugadoras de élite y a los jugadores aficionados y juveniles (que constituyen la mayoría de los futbolistas de todo el mundo). En un editorial vinculado al estudio, los investigadores apuntan que "es probable" que estos resultados "reflejen los cambios económicos en el fútbol, que han alterado los hábitos de consumo de alcohol de los jugadores desde la década de 1960 y mitigado los daños para la salud relacionados con el alcohol".
Por el contrario, señalan que los clubes de fútbol, las competiciones y las ligas "siguen promocionando el alcohol y otros productos poco saludables entre los aficionados al fútbol, lo que, según la evidencia científica, está directamente relacionado con un mayor consumo, sobre todo entre los jóvenes". "Aunque los aficionados no podían comprar alcohol en los partidos del Mundial de Qatar, los paneles publicitarios digitales situados junto al terreno de juego promocionaban la cerveza a millones de telespectadores de todo el mundo. Jugar al fútbol puede ser saludable, pero verlo puede ser todo lo contrario", han concluido al respecto.