Científicos del Instituto de Descubrimientos Médicos Sanford Burnham Prebys (Estados Unidos) y la Universidad de Hong Kong han evidenciado que el fármaco contra la lepra clofazimina, que figura en la Lista de Medicamentos Esenciales de la Organización Mundial de la Salud (OMS), presenta una potente actividad antiviral contra el SARS-CoV-2 y previene la respuesta inflamatoria exagerada asociada a la COVID-19 grave.
Sobre la base de estos resultados, publicados en la revista 'Nature', los científicos indican que podría iniciarse inmediatamente un estudio de fase 2 para evaluar la clofazimina como tratamiento de la COVID-19.
"La clofazimina es un candidato ideal para el tratamiento de la COVID-19. Es segura, asequible, fácil de fabricar, se toma en forma de píldora y puede estar disponible en todo el mundo. Esperamos probar la clofazimina en un ensayo clínico de fase 2 lo antes posible para las personas con COVID-19 pero que no están hospitalizadas. Dado que en la actualidad no existe ningún tratamiento ambulatorio para estas personas, la clofazimina podría ayudar a reducir el impacto de la enfermedad, lo que es especialmente importante ahora que vemos que surgen nuevas variantes del virus y contra las que las vacunas actuales parecen menos eficaces", detalla uno de los líderes de la investigación, Sumit Chanda.
El fármaco también redujo el daño pulmonar y evitó la "tormenta de citoquinas", una respuesta inflamatoria abrumadora al SARS-CoV-2 que puede ser mortal
La clofazimina se identificó inicialmente mediante el cribado de una de las mayores colecciones de fármacos conocidos del mundo por su capacidad para bloquear la replicación del SARS-CoV-2. El equipo de Chanda informó anteriormente en 'Nature' de que la clofazimina era uno de los 21 fármacos eficaces 'in vitro', en una placa de laboratorio, a concentraciones que probablemente podrían alcanzarse con seguridad en los pacientes.
En el nuevo estudio, los investigadores probaron la clofazimina en hámsters infectados por el SARS-CoV-2. Los científicos descubrieron que la clofazimina reducía la cantidad de virus en los pulmones, incluso cuando se administraba a animales sanos antes de la infección (de forma profiláctica). El fármaco también redujo el daño pulmonar y evitó la "tormenta de citoquinas", una respuesta inflamatoria abrumadora al SARS-CoV-2 que puede ser mortal.
"Los animales que recibieron clofazimina presentaban menos daño pulmonar y una menor carga viral, especialmente cuando recibían el fármaco antes de la infección. Además de inhibir el virus, hay indicios de que el fármaco también regula la respuesta del huésped al virus, lo que proporciona un mejor control de la infección y la inflamación", señala otro de los autores, Ren Sun.
La clofazimina también funcionó de forma sinérgica con el remdesivir, el actual tratamiento de referencia para las personas hospitalizadas a causa del COVID-19, cuando se administró a hámsters infectados por el SARS-CoV-2. Estos resultados sugieren una posible oportunidad para ampliar la disponibilidad del remdesivir, que es costoso y de suministro limitado.
El estudio demostró que la clofazimina detiene la infección por el SRAS-CoV-2 de dos maneras: bloqueando su entrada en las células e interrumpiendo la replicación del ARN (el SRAS-CoV-2 utiliza el ARN para replicarse). La clofazimina fue capaz de reducir la replicación del MERS-CoV en el tejido pulmonar humano.