Expertos alertan de que hay una necesidad urgente de poner en marcha estrategias eficaces de detección, diagnóstico y tratamiento para los pacientes con enfermedad de hígado graso no alcohólico (EHGNA) y esteatohepatitis no alcohólica (EHNA), dos patologías hepáticas comunes con una carga creciente en el mundo. Esto es especialmente importante para los pacientes de mayor riesgo, aquellos con diabetes y obesidad, alertan los investigadores.
Como primer paso fundamental, la Asociación Americana de Gastroenterología (AGA), en colaboración con siete asociaciones profesionales, convocó una conferencia internacional de 32 expertos para desarrollar un plan de acción multidisciplinar que mejorara la atención a la creciente población de pacientes con HGNA y EHNA. Las recomendaciones de esta reunión se han publicado simultáneamente en cuatro revistas médicas Gastroenterology, Diabetes Care, Metabolism: Clinical and Experimental, y Obesity: The Journal of the Obesity Society.
La investigación ha revelado que los pacientes con obesidad o diabetes de tipo 2 tienen un mayor riesgo de desarrollar HGNA/NASH, siendo la diabetes un factor de riesgo importante para una mayor gravedad de la enfermedad y la progresión hacia la cirrosis (daño permanente en el hígado).
La investigación ha revelado que los pacientes con obesidad o diabetes tipo 2 tienen un mayor riesgo de desarrollar las patologías hepáticas HGNA/NASH
En este sentido, consideran que los proveedores de atención primaria son fundamentales para gestionar esta creciente epidemia. Deben ser la primera línea de detección de pacientes de riesgo, estratificar a los pacientes en función de su riesgo de fibrosis avanzada y proporcionar un tratamiento y derivaciones eficaces.
El principio rector para la estratificación del riesgo es descartar la fibrosis avanzada mediante puntuaciones de fibrosis sencillas y no invasivas (como la puntuación de fibrosis de NAFLD o el índice Fibrosis-4). Los pacientes con un riesgo intermedio o alto pueden requerir una evaluación adicional con una prueba de segunda línea, la elastografía, o una prueba de marcadores séricos con medidas directas de la fibrogénesis.
Dado que la HGNA no es una enfermedad aislada, sino un componente de las anomalías cardiometabólicas típicamente asociadas a la obesidad, la resistencia a la insulina y la diabetes de tipo 2, la piedra angular del tratamiento son las terapias basadas en el estilo de vida (dieta modificada, como la dieta reducida en calorías o la mediterránea, y actividad física regular y moderada), y la sustitución de los medicamentos obesogénicos para disminuir el peso corporal y mejorar la salud cardiometabólica.
Los pacientes con diabetes que también tienen EHNA pueden beneficiarse de ciertos medicamentos antidiabéticos (por ejemplo, pioglitazona, semaglutida) que no solo tratan su diabetes, sino que también revierten la esteatohepatitis y mejoran la salud cardiometabólica.
La atención óptima de estos pacientes requiere la colaboración de múltiples especialistas, como endocrinólogos, gastroenterólogos o hepatólogos
La atención óptima de los pacientes con HGNA y EHNA requiere la colaboración de los proveedores de atención primaria, endocrinólogos, diabetólogos, especialistas en medicina de la obesidad, gastroenterólogos y hepatólogos, para abordar tanto las manifestaciones hepáticas de la enfermedad como el síndrome metabólico comórbido y el riesgo cardiovascular, así como la detección y el tratamiento de otras afecciones comórbidas (por ejemplo, la apnea obstructiva del sueño).
La HGNA es una de las causas más comunes de enfermedad hepática, ya que afecta a más del 25% de la población mundial y a más del 60% de los pacientes con diabetes tipo 2. Aunque la EHNA, una forma más grave de la enfermedad del hígado graso no alcohólico, es menos frecuente, se calcula que afecta a entre 4,9 y 21 millones de estadounidenses y a más de 100 millones de personas en todo el mundo.
La HGNA y la EHNA se consideran "enfermedades silenciosas", lo que significa que presentan pocos o ningún síntoma. Si no se tratan y empeoran, los pacientes pueden sufrir daños hepáticos graves y requerir un trasplante de hígado. La detección precoz de la HGNA y la EHNA puede ayudar a controlar la enfermedad y prevenir complicaciones.