El carbón es un "regalo" clásico de los Reyes Magos y Papá Noel para los niños que no se han portado bien, pero esta tradición "anticuada y potencialmente perjudicial" debería terminarse, según publican en el número de Navidad de la revista 'The BMJ' la pediatraTamsin Holland Brown y sus hijas Lilac y Marigold.
Recuerdan que la quema de este combustible fósil no renovable no sólo agrava la crisis climática, sino que su impacto en la calidad del aire también puede ser perjudicial para la salud de los niños. "Sería bueno, por el amor de Dios, que el carbón se dejara bajo tierra", argumentan.
Pero, además, recibir un trozo de carbón también podría tener un impacto negativo en la salud mental de los niños, sugieren. Dado que la pandemia de Covid-19, la guerra, la crisis del coste de la vida y la emergencia climática ya han aumentado la ansiedad, los autores sugieren que fomentar las amistades y las conexiones entre generaciones "podría combatir la ansiedad" mejor que un trozo de carbón.
Como alternativas al carbón como castigo, sugieren regalos reciclados, alimentos vegetales, paseos por la naturaleza, novelas inspiradoras o incluso un insecto palo
También abogan por recompensar el "mal comportamiento", citando a Greta Thunberg, la activista ecológica que inspiró a millones de niños a hacer huelgas escolares por el clima. Como dice Thunberg, los niños "no pueden salvar el mundo siguiendo las reglas", así que merecen estar en la lista de los buenos, no de los malos, sugieren los autores.
Así que, como alternativas al carbón como castigo, sugieren regalos reciclados, alimentos vegetales, paseos por la naturaleza, novelas inspiradoras o incluso un insecto palo.
Aunque las coautoras Lilac y Marigold han admitido que faltaron al colegio para asistir a una marcha por el clima en 2019, señalan que "el carbón es un combustible fósil y, por tanto, darlo a los niños significa que los adultos están siendo los traviesos. Tenemos que ser amables con el mundo", concluyen.