El primer estudio para evaluar el impacto mundial de las restricciones de viajes internacionales en la pandemia sugiere que son eficaces en países con un número bajo de casos de COVID-19, o que tienen fuertes vínculos de viaje con países que experimentan altas tasas de infección. Asimismo, la investigación, publicada en la revista 'The Lancet Public Health', indica que "es poco probable que las medidas sean eficaces cuando el virus ya se está propagando rápidamente dentro de un país".
El nuevo estudio también sugiere que las restricciones a los viajes pueden ser eficaces en países cercanos a un punto de inflexión de crecimiento exponencial (con un número de reproducción, o número R, entre 0,95 y 1,05), pero no en aquellos en los que ya se está propagando rápidamente entre la población.
Los autores llegan a la conclusión de que las recomendaciones sobre las restricciones a los viajes internacionales no deben aplicarse de manera uniforme
Todos los países del mundo habían impuesto algún tipo de restricciones de viaje (que tienen altos costes económicos y sociales) a finales de abril de 2020 como parte de los esfuerzos para controlar la propagación del COVID-19. Sin embargo, hasta ahora, ningún estudio había producido estimaciones globales de cómo el riesgo de importación de casos se relaciona con los niveles de transmisión local.
"Reconocemos que estas medidas conllevan un alto coste económico y social, por lo que es importante que los gobiernos utilicen las restricciones a los viajes de manera selectiva. Antes de introducir restricciones, deben tener en cuenta las cifras de infección locales, las tasas de crecimiento de la epidemia y el volumen de viajeros que llegan de países muy afectados por el virus", ha explicado el líder del estudio, Mark Jit, de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres (Reino Unido).
Los autores utilizaron datos de vuelo detallados para comparar el número de casos previstos de COVID-19 que llegaban de vuelos internacionales (suponiendo que no hubiera restricciones de viaje) con el número de infecciones derivadas de la transmisión dentro de cada país.
Los autores elaboraron estimaciones de los viajeros internacionales en mayo y septiembre de 2020 basadas en dos escenarios. Uno de ellos utilizaba los datos de los vuelos de los mismos meses en 2019 (suponiendo que no se redujera el número de viajes) y el otro escenario se basaba en la reducción prevista del número de pasajeros. El número de casos de COVID-19 y las tasas de infección se estimaron utilizando un modelo matemático que ajusta los casos registrados para tener en cuenta las infecciones asintomáticas y no declaradas. Los resultados se determinaron sobre la base de la forma en que los casos de COVID-19 importados afectarían a las tasas de crecimiento de las epidemias locales, utilizando estimaciones del número R específicas de cada país.
Cuando los casos importados representaban más del 10 por ciento de las infecciones dentro de los países individuales, se consideró que tenían un impacto importante en el crecimiento de la epidemia. En el trabajo se estimó que cuando los casos importados representaban menos del 10 por ciento, su impacto en el crecimiento de la epidemia suele ser pequeño, mientras que los que se encuentran por debajo del 1 por ciento tendrían un efecto casi indetectable en el tamaño de la epidemia. Se utilizaron las estimaciones del número R de cada país, de dominio público, para identificar a los países que se encontraban cerca de su punto de inflexión en el crecimiento exponencial (número R entre 0,95 y 1,05).
Cuando los casos importados representaban menos del 10 por ciento, su impacto en el crecimiento de la epidemia suele ser pequeño
Si no hubiera habido restricciones de viaje o reducción de los volúmenes de viaje en mayo, los casos de COVID-19 importados representarían más del 10 por ciento de las infecciones en la mayoría de los países (102/136 países incluidos en el análisis). Los casos importados representarían no más del 10 por ciento de las infecciones en 34 de los 136 países, y menos del 1 por ciento en cuatro. Según las estimaciones basadas en el número de pasajeros previsto para mayo de 2020, los casos importados habrían contribuido a más del 10 por ciento de la incidencia total en 74 países, a menos del 10 por ciento de la incidencia total en 62 países y a menos del 1 por ciento en ocho países.
Sin embargo, para septiembre, si no hubiera habido restricciones de viaje o reducción de los volúmenes de viaje, los casos importados representarían más del 10 por ciento de las infecciones en sólo un pequeño número de países (56/162 países). Los casos importados representan menos del 10 por ciento de las infecciones en 106 de 162 países, y menos del 1 por ciento en 21. Según las estimaciones basadas en el número de pasajeros previsto para septiembre, las restricciones a los viajes habrían contribuido a más del 10 por ciento de las infecciones en sólo 37 países, menos del 10 por ciento en 125 países y menos del 1 por ciento en sólo 44 países (véase el apéndice para los datos a nivel de país).
En septiembre, con una reducción prevista de pasajeros, de los 44 países en los que los casos importados representarían menos del 1 por ciento de las infecciones locales en, 22 tienen estimaciones del número de R fuera de su punto de inflexión (es decir, R<0,95 o R>1,05), lo que significa que es poco probable que el levantamiento de las restricciones de viaje en esos países cause brotes locales (véase el apéndice para los datos a nivel de país). En mayo, con una reducción prevista de pasajeros, sólo hay cinco países con estimaciones de números R fuera de su punto de inflexión en los que los casos importados representarían menos del 1 por ciento de las infecciones locales.
Las conclusiones indican que las restricciones a los viajes internacionales fueron más eficaces para limitar la transmisión local del virus durante las primeras etapas de la pandemia. Ello se debe a que los casos importados dieron lugar a brotes en países con muy pocos (o ninguno) casos existentes.
Los autores llegan a la conclusión de que las recomendaciones sobre las restricciones a los viajes internacionales no deben aplicarse de manera uniforme. "Los países deben tener en cuenta en primer lugar las cifras de infección local y las tasas de crecimiento de la epidemia, así como el volumen de viajeros que llegan de países muy afectados por el COVID-19. Por ejemplo, en septiembre, las medidas serían eficaces en Nueva Zelandia y China porque el virus se había suprimido a niveles tan bajos en ambos países que el número previsto de casos importados es similar al índice local, lo que significa que las llegadas podrían desencadenar una nueva ola local de infecciones", explican.