El tratamiento con hidroxicloroquina a corto plazo no está asociado con ritmos cardíacos letales en pacientes con COVID-19 cuyo riesgo se evalúa antes de recibir el medicamento, según una investigación publicada en 'EP Europace', una revista de la Sociedad Europea de Cardiología (ESC).
"Este ha sido el estudio más grande para evaluar el riesgo de ritmos cardíacos peligrosos (arritmias) en pacientes con COVID-19 tratados con hidroxicloroquina", destaca el autor del estudio, el doctor Alessio Gasperetti, del Centro de Cardiología Monzino, en Italia, y el Hospital Universitario de Zúrich, en Suiza. "En nuestra cohorte, hubo una tasa baja de arritmias y ninguna se asoció con hidroxicloroquina".
El estudio comenzó cuando había muy poca experiencia en el uso de hidroxicloroquina para tratar pacientes con COVID-19. La evidencia actual sugiere que es ineficaz en pacientes con enfermedad avanzada, pero existe un debate sobre su efectividad en la fase temprana. Este estudio no fue diseñado para probar la efectividad de la hidroxicloroquina en el COVID-19 sino para examinar la seguridad cardíaca.
La evidencia actual sugiere que es ineficaz en pacientes con enfermedad avanzada, pero existe un debate sobre su efectividad en la fase temprana
Se sabe que la hidroxicloroquina causa un cambio eléctrico en el corazón en algunos pacientes. Se llama prolongación del intervalo QT debido al patrón en el electrocardiograma (ECG). Este patrón eléctrico está relacionado con un mayor riesgo de ritmos cardíacos mortales.
La hidroxicloroquina se ha utilizado durante décadas para tratar el lupus y la artritis reumatoide y prevenir la malaria. Pero la pandemia de COVID-19 es la primera vez en que el fármaco se ha utilizado en un gran número de pacientes con enfermedades agudas con múltiples problemas de salud y posiblemente recibiendo otros fármacos que prolongan el intervalo QT.
La escala de la pandemia aumenta la probabilidad de problemas cardíacos hereditarios que predisponen a los pacientes a sufrir arritmias. Además, pueden ocurrir cambios en los electrolitos sanguíneos, que pueden desencadenar arritmias, en quienes necesitan tratamiento en una unidad de cuidados intensivos (UCI).
Este estudio se realizó para evaluar los cambios en el ECG y las arritmias en pacientes con COVID-19 tratados con hidroxicloroquina en diferentes entornos clínicos.
Se inscribieron un total de 649 pacientes con COVID-19 de siete instituciones entre el 10 de marzo y el 10 de abril de 2020. La edad promedio fue de 62 años y el 46% eran hombres. Se utilizó una calculadora de riesgo para evaluar la probabilidad de prolongación del intervalo QT y decidir el entorno del tratamiento. A todos los pacientes se les realizó un ECG antes de iniciar el tratamiento y al menos una medición de seguimiento.
En todos los centros, los pacientes tomaron 200 mg de hidroxicloroquina dos veces al día (es decir, un total de 400 mg por día). Más de la mitad de los pacientes (58,6%) tomaron una dosis de carga el primer día, lo que significa que recibieron 400 mg dos veces ese día (es decir, un total de 800 mg).
La hidroxicloroquina se administró poco después de la aparición de los síntomas en tres entornos de atención diferentes: 126 (19,4%) pacientes fueron tratados en casa, 495 (76,3%) fueron hospitalizados en una sala médica y 28 (4,3%) pacientes fueron tratados en UCI. De acuerdo con la práctica del mundo real, el 30% de los pacientes recibió dos fármacos que prolongan el intervalo QT y el 13,6% recibió tres (incluida la hidroxicloroquina).
Se observó una prolongación significativa del intervalo QT en la cohorte general, pero la magnitud del aumento fue modesta y similar en todos los entornos de atención. Los determinantes más importantes de la prolongación del QT durante el tratamiento con hidroxicloroquina fueron la fiebre al ingreso y la duración del QT inicial.
"El tratamiento con hidroxicloroquina se asoció con la prolongación del intervalo QT, como se esperaba, pero el cambio fue pequeño. No hubo conexión entre el fármaco y la aparición de arritmias"
Durante una mediana de seguimiento de 16 días, no hubo arritmias letales. Un total de siete pacientes (1,1%) tenían una arritmia ventricular grave, pero ninguno se consideró relacionado con la prolongación del intervalo QT o con el tratamiento con hidroxicloroquina.
El doctor Gasperetti señala que "el tratamiento con hidroxicloroquina se asoció con la prolongación del intervalo QT, como se esperaba, pero el cambio fue pequeño. No hubo conexión entre el fármaco y la aparición de arritmias".
"El estudio muestra que la administración de hidroxicloroquina, sola o en combinación con otros fármacos potencialmente prolongadores del QT, es segura para el tratamiento a corto plazo de pacientes con COVID-19 en casa o en el hospital -prosigue-, siempre que se sometan a una evaluación de riesgos y a un control del ECG por parte de un médico".