Un estudio de Observational Health Data Sciences and Informatics (OHDSI) en 11 bases de datos de tres continentes (Asia, Europa y América del Norte) ha mostrado que se han utilizado más de 3.400 medicamentos diferentes en el tratamiento de los pacientes con COVID-19 a lo largo de la pandemia.
Aunque durante los primeros 10 meses de la pandemia de COVID-19 se hizo un amplio uso de la reutilización de fármacos, hubo una gran heterogeneidad en cuanto a los tipos de fármacos utilizados con fines terapéuticos en todo el mundo. Algunos fármacos, como la hidroxicloroquina, experimentaron un fuerte descenso en su uso, mientras que las terapias complementarias se convirtieron en un método más fiable para el tratamiento de los pacientes.
El estudio pone de manifiesto la necesidad de investigar en el futuro la seguridad y eficacia de los tratamientos más utilizados
Uno de los más populares en las primeras fases de la pandemia fue la hidroxicloroquina, que se promocionó intensamente sin el respaldo de pruebas fiables y a la que posteriormente se le retiró el estatus de aprobación de emergencia tras la realización de ensayos controlados aleatorios.
Ahora, esta investigación, publicada en la revista 'The British Medical Journal', ofrece una visión global de la utilización de medicamentos en la práctica habitual de más de 303.000 pacientes hospitalizados de China, Corea del Sur, España y Estados Unidos. El estudio pone de manifiesto la necesidad de investigar en el futuro la seguridad y eficacia de los tratamientos más utilizados.
"Al principio de la pandemia, cuando sabíamos poco sobre el COVID-19 y cómo tratarlo, había muchas diferencias entre los hospitales de todo el mundo sobre cómo lo trataban los profesionales de la salud", explica el codirector del estudio, el español Albert Prats-Uribe, asistente de investigación en Epidemiología Clínica en la Universidad de Oxford (Reino Unido).
"En esto también influyeron las presiones políticas y de los medios sociales que difundieron información errónea. Una vez que llegaron pruebas fiables procedentes de estudios bien diseñados y realizados, la situación mejoró rápidamente y los hospitales dejaron de utilizar los tratamientos ineficaces y recurrieron a otros más eficaces", añade el autor principal, el español Dani Prieto-Alhambra, profesor de Epidemiología Farmacéutica y de Dispositivos de la Universidad de Oxford.
Lopinavir-ritonavir se utilizó el 50 por ciento de las veces en un entorno español
La heterogeneidad en la elección del tratamiento farmacológico fue dramática en las bases de datos de todo el mundo. Por ejemplo, lopinavir-ritonavir se utilizó el 50 por ciento de las veces en un entorno español (HM Hospitales), el 35 por ciento de las veces en un entorno surcoreano (HIRA) y el 0 por ciento de las veces en un entorno estadounidense (Departamento de Asuntos de Veteranos).
El descubrimiento científico a través de datos observacionales a menudo revierte la información falsa que se distribuye a través de canales políticos y/o medios sociales. Este estudio pone de relieve el papel que pueden desempeñar los estudios observacionales para informar la toma de decisiones clínicas en el futuro.
"El uso de medicamentos inefectivos y combinaciones potencialmente dañinas comenzó con la información de prometedores análisis in vitro, y fueron alimentados por estudios observacionales mal realizados, así como por campañas de desinformación en medios sociales y tradicionales con claras intenciones políticas. Habría llevado mucho tiempo contrarrestar esto en los tiempos científicos tradicionales. Con el trabajo de una comunidad de personas de todo el mundo que producen pruebas fiables utilizando datos observacionales, pudimos cambiar estas tendencias e influir en la toma de decisiones para mejorar a los pacientes de COVID-19", argumenta Prats-Uribe.
La comunidad OHDSI es una red interdisciplinaria de múltiples partes interesadas que colabora a nivel mundial para sacar a la luz el valor de los datos sanitarios mediante la ciencia abierta y la analítica a gran escala.