Un nuevo estudio, dirigido por investigadores de la Universidad de Oxford, en colaboración con la Universidad de California en Berkeley, publicado en "Lancet Diabetes & Endocrinology" identifica en el quinto mes de embarazo, patrones de crecimiento abdominal fetal asociados a metabolitos lipídicos maternos que permiten seguir el crecimiento, la adiposidad y el desarrollo del recién nacido en la infancia.
Estos patrones de crecimiento fetal también están asociados al flujo sanguíneo y a la transferencia de nutrientes por parte de la placenta, lo que demuestra una compleja interacción entre la nutrición materna y la fetal al principio del embarazo que influye en el peso postnatal y, finalmente, en la salud del adulto.
Estos patrones de crecimiento fetal también están asociados al flujo sanguíneo y a la transferencia de nutrientes por parte de la placenta
Los investigadores siguieron el crecimiento dentro del útero de más de 3.500 bebés en seis países (Brasil, Kenia, Pakistán, Sudáfrica, Tailandia y Reino Unido) mediante ecografías fetales en serie a lo largo del embarazo, y analizaron muestras de sangre tomadas a las mujeres al principio del embarazo y del cordón umbilical al nacer. A continuación, controlaron el crecimiento y el desarrollo de los bebés hasta los dos años de edad.
José Villar, catedrático de Medicina Perinatal de la Universidad de Oxford, que codirigió el estudio, destaca que "se trata de la primera prueba exhaustiva, en todas las poblaciones geográficas, de la compleja interacción entre el metabolismo materno y el fetal que regula, al principio del embarazo, trayectorias fetales únicas relacionadas específicamente con el peso, la adiposidad y el desarrollo durante la infancia. El estudio complementa nuestro trabajo anterior, que identificó trayectorias de crecimiento de la cabeza del feto asociadas a diferentes resultados de desarrollo, comportamiento, visión y crecimiento a los dos años de edad. En términos sencillos: el crecimiento del cuerpo y el cerebro de los bebés se rastrean por separado y de forma temprana, mientras aún están dentro del útero", añade.
Por su parte, Aris Papageorghiou, catedrático de Medicina Fetal de la Universidad de Oxford, que codirigió el estudio, afirma que "el estudio es único por muchas razones. Cada embarazo se fechó con precisión mediante ecografía a menos de 14 semanas de gestación; todos los fetos se escanearon con el mismo tipo de ecógrafo cada 5 semanas; y se formó a especialistas en ecografía y pediatría de todo el mundo para que midieran el crecimiento del feto y del niño de forma estandarizada utilizando equipos idénticos".
El quinto mes de embarazo es el punto de partida de un crecimiento fetal acelerado o desacelerado que se mantiene en la primera infancia
"Se ha hablado mucho de la importancia de los primeros 1.000 días de vida para determinar los resultados futuros en materia de salud. Este estudio aporta pruebas de los distintos patrones de crecimiento abdominal del feto y de la transferencia de la placenta y de su relación con la salud a largo plazo. El hallazgo de una asociación con el metabolismo de los lípidos maternos en las primeras etapas del embarazo también ofrece una visión única de cómo la salud y la dieta de la madre influyen en la adiposidad de su hijo".
Stephen Kennedy, catedrático de Medicina de la Reproducción de la Universidad de Oxford, que codirigió el estudio, también destaca que "este estudio histórico ha aportado nuevos y valiosos conocimientos sobre los orígenes biológicos de la obesidad infantil, que es uno de los problemas de salud pública más acuciantes a los que se enfrentan los gobiernos de todo el mundo. Los hallazgos podrían contribuir a una identificación más temprana de los bebés con riesgo de obesidad. Los responsables políticos deben tener en cuenta estos hallazgos en sus esfuerzos por prevenir la inminente epidemia de obesidad con todas sus probables consecuencias sociales y económicas adversas".
El artículo complementa el trabajo publicado por los mismos grupos en 2021, en el que se identificaron las trayectorias de crecimiento de la cabeza del feto asociadas a diferentes resultados de desarrollo, comportamiento, visión y crecimiento a los dos años de edad. Lo más importante es que, en ambos estudios, el mismo periodo de tiempo crítico, cercano al quinto mes de embarazo, es el punto de partida de un crecimiento fetal acelerado o desacelerado que se mantiene en la primera infancia.