Un nuevo estudio basado en el análisis computacional del modo en que el SARS-CoV-2 interactúa con las proteínas de la célula huésped ha identificado 200 fármacos previamente aprobados que podrían reutilizarse para tratar el COVID-19, 40 de los cuales ya han entrado en ensayos clínicos.
Además, los investigadores han identificado 30 proteínas inducidas por el virus del SRAS-CoV-2 a las que se dirigen ocho o más fármacos existentes, descubriendo que la producción de óxido nítrico, que es importante para la síntesis viral, puede ser el objetivo de estos fármacos para combatir la infección.
Namshik Han, investigador del Milner Therapeutics Institute, de la Universidad de Cambridge (Reino Unido), y sus colegas también identificaron dos de estos fármacos con buenos perfiles de seguridad que redujeron con éxito la replicación viral en ensayos celulares, lo que sugiere que podrían prevenir o tratar el COVID-19.
Los científicos disponen ahora de datos suficientes para comprender mejor los mecanismos por los que el SARS-CoV-2 interactúa con las proteínas de las células del huésped, lo que permite descubrir posibles objetivos y vías individuales.
Los investigadores validaron cinco fármacos dirigidos a estas 30 proteínas utilizando células de mono in vitro
Los fármacos aprobados existentes pueden probarse contra estas vías para determinar si pueden reutilizarse para tratar la COVID-19. Para avanzar en esta investigación, desarrollaron una red de proteínas inducidas por el SARS-CoV-2 basándose en las firmas de la enfermedad y cruzaron estas vías con fármacos aprobados.
Utilizaron el análisis de redes neuronales artificiales para clasificar estos 200 fármacos en nueve vías distintas dentro de dos mecanismos generales: replicación viral y respuesta inmunitaria. De las 1.573 proteínas a las que se dirigen estos 200 fármacos, el 66% se dirigen a un solo fármaco, mientras que el 0,19% (30 proteínas) se dirigen a ocho fármacos o más.
Los investigadores validaron cinco fármacos dirigidos a estas 30 proteínas utilizando células de mono in vitro, descubriendo que el proguanil (un fármaco contra la malaria) y la sulfasalazina (un fármaco contra la artritis reumatoide) mostraban efectos antivirales sin parecer dañar las células.
Otras pruebas in vitro revelaron que ambos fármacos reducían significativamente la fosforilación de un componente importante de una vía de señalización de la proteína quinasa que se activa durante la infección por el SARS-CoV-2, conocida por estimular la liberación de citoquinas que pueden causar una inflamación potencialmente peligrosa.