Un artículo publicado en la revista 'American Journal of Roentgenology' ha vinculado la COVID-19 con leucoencefalopatía diseminada, cualquier enfermedad de la sustancia blanca del cerebro, independientemente de que su causa sea conocida o no.
"Cada vez más se están notificando efectos de la COVID-19 en el cerebro, como encefalopatía necrotizante aguda, infartos, microhemorragias, encefalomielitis aguda diseminada y leucoencefalopatía", explica uno de los líderes del estudio, Colbey W. Freeman, de la Universidad de Pensilvania (Estados Unidos).
Seis pacientes (10,2%; cuatro mujeres, dos hombres; rango de edad, 41-86 años) presentaban hallazgos de neuroimagen sugestivos
Entre los 2.820 pacientes con COVID-19 admitidos en la institución de los autores entre el 1 de marzo y el 18 de junio de 2020, 59 (2,1%) se sometieron a una resonancia magnética cerebral. Tres (5,1%) tenían lesiones de materia blanca conocidas de la esclerosis múltiple, 23 (39,0%) tenían lesiones de materia blanca de la enfermedad isquémica de pequeños vasos, seis (10,2%) tenían infartos agudos, cuatro (6,8%) tenían infartos subagudos, cuatro (6,8%) tenían infartos crónicos, uno (1,7%) tenía una señal anormal de los ganglios basales por hipoxemia, dos (3,4%) tenían microhemorragia en asociación con infartos crónicos, y dos (3,4%) tenían microhemorragia asociada a infartos agudos o subagudos.
Seis pacientes (10,2%; cuatro mujeres, dos hombres; rango de edad, 41-86 años) presentaban hallazgos de neuroimagen sugestivos "caracterizados por extensas lesiones confluentes o multifocales de la sustancia blanca (con características y localizaciones atípicas para otras causas), microhemorragias, restricción de la difusión y realce". La hipertensión (4/6, 66,7%) y la diabetes mellitus tipo 2 (3/6, 50,0%) eran comorbilidades comunes.