Un estudio de la Universidad de Budapest (Hungría) demuestra que la disfunción cognitiva en los perros de compañía reproduce varios aspectos clave de la demencia humana, lo que subraya la idoneidad y utilidad de estas mascotas como modelo animal para los estudios sobre la demencia y el envejecimiento.
La demencia es un término que engloba la pérdida de memoria y la capacidad de aprendizaje, el deterioro del pensamiento, el comportamiento y la capacidad de realizar tareas cotidianas. La probabilidad de padecer demencia aumenta a medida que se envejece; de hecho, se cree que entre el 5 y el 8% de las personas mayores de 60 años tienen algún grado de demencia.
La causa más común es la enfermedad de Alzheimer, para la que aún no existe cura, y precisamente una de las principales limitaciones de la investigación sobre el alzhéimer es la falta de modelos animales útiles que desarrollen la demencia de forma espontánea, sin ingeniería genética, y que además reflejen adecuadamente la complejidad genética y ambiental de los seres humanos.
Las características moleculares del alzhéimer en los humanos incluyen el depósito de un péptido en el cerebro, llamado beta amiloide 42. Este péptido canino es idéntico al humano
Así las cosas, los perros de compañía han surgido recientemente como nuevos e interesantes modelos de envejecimiento humano porque comparten el entorno humano, están expuestos a factores de riesgo similares, envejecen aproximadamente diez veces más rápido que los humanos y un subconjunto de perros desarrolla espontáneamente demencia canina en la vejez. "Cuando un perro viejo muestra una menor capacidad de aprendizaje, un aumento de la ansiedad, la pérdida de los patrones normales de sueño y un deambular sin rumbo, puede estar luchando contra la disfunción cognitiva canina", afirma el veterinario e investigador de la Universidad de Washington, Silvan Urfer, que es el primer autor del estudio, publicado en 'GeroScience'. "Puede diagnosticarse de forma fiable mediante un cuestionario validado que evalúa la función cognitiva del perro. Las puntuaciones de 50 puntos o más son indicativas de un diagnóstico de disfunción cognitiva", ha detallado.
EL PÉPTIDO BETA AMILOIDE 42
Las características moleculares de la enfermedad de Alzheimer en los humanos incluyen el depósito de un péptido en el cerebro, llamado beta amiloide 42. Este péptido canino es idéntico al humano. "Nos interesaba saber si los niveles de beta amiloide 42 en los cerebros de los perros de compañía están relacionados con la función cognitiva y la edad. En colaboración con Martin Darvas, nuestro laboratorio desarrolló un nuevo ensayo para medir el péptido en los cerebros de primates y caninos y en el líquido cefalorraquídeo (LCR), pero aún no teníamos acceso a suficientes muestras", afirma uno de los fundadores del Proyecto de Envejecimiento Canino, Matt Kaeberlein.
Aquí es donde Urfer y Kaeberlein recurrieron a Eniko Kubinyi, que ha creado el Banco de Cerebro y Tejido Canino junto con el veterinario Kalman Czeibert y la genetista Sara Sandor en el Departamento de Etología de la Universidad de Budapest. "Desarrollamos un protocolo único de donación de cuerpos de perros de compañía para los propietarios que, de acuerdo con sus veterinarios, ofrecen voluntariamente el cuerpo de su perro para la investigación tras una eutanasia médicamente razonada", explica Kubinyi.
Así, los investigadores húngaros recogen el cerebro y el líquido cefalorraquídeo de los sujetos fallecidos, junto con una documentación exhaustiva del rendimiento cognitivo previo de los perros. Este sistema permitió al equipo correlacionar los datos histológicos y moleculares 'post mortem' con las mediciones del comportamiento. Encontraron correlaciones positivas significativas entre el beta amiloide 42 y la edad en las tres regiones cerebrales investigadas (corteza prefrontal, corteza temporal, hipocampo/corteza mentoniana), mientras que el péptido en el líquido cefalorraquídeo se correlacionaba negativamente con la edad.
La relación entre el deterioro cognitivo y la abundancia de dicho péptido puede reflejar una trayectoria similar en el perro que envejece, como en los humanos
La abundancia de beta amiloide 42 en el cerebro en las tres regiones cerebrales también se correlacionó con la puntuación de la 'Escala de Disfunción Cognitiva Canina'. Según los investigadores, la relación entre el deterioro cognitivo y la abundancia de dicho péptido puede reflejar una trayectoria similar en el perro que envejece, como en los humanos. Tal y como recuerdan, está bien establecido que el beta amiloide 42 y otras patologías relacionadas con la enfermedad de Alzheimer surgen en el cerebro años o incluso décadas antes de que se manifiesten los síntomas clínicos.
En resumen, tanto el 'Proyecto de Envejecimiento Canino' como el 'Proyecto de Perros de Compañía Senior' tienen como objetivo aprovechar los perros de compañía de propiedad privada como modelos de envejecimiento y de enfermedades relacionadas con la edad en los seres humanos. Como resaltan los investigadores, los perros de compañía que viven con sus dueños capturan la diversidad genética y ambiental que es imposible recapitular en los animales de laboratorio.
En este sentido, para investigar el envejecimiento en los perros, un aspecto importante es la disponibilidad de bioespecímenes de varios órganos para la investigación, que también debe incluir información clínica y demográfica de estos animales. Tanto el Banco de Cerebros y Tejidos Caninos (CBTB) existente en el ELTE como el Biobanco del Proyecto de Envejecimiento Canino de la Universidad de Cornell abordan esta necesidad emergente al permitir a los propietarios de ciudadanos científicos donar el cuerpo de su perro en el momento de su final natural de vida. Estos recursos serán útiles para realizar estudios a mayor escala en el futuro a medida que se disponga de más especímenes.
La correlación entre el beta amiloide 42 en los cerebros de los perros y las puntuaciones cognitivas apoya la idoneidad delperro de compañía como modelo de la enfermedad de Alzheimer. Además, ilustra la utilidad de los biobancos veterinarios para poner a disposición de los investigadores especímenes biológicos para su análisis. En el futuro, los perros podrían utilizarse para estudiar intervenciones destinadas a prevenir o tratar la enfermedad de Alzheimer.