La resistencia a los antibióticos es la mayor amenaza sanitaria a la que se enfrenta la humanidad en los próximos años. Una nueva investigación que estudiaba cómo encontrar una dosis óptima que reduzca el uso de antibióticos sin comprometer la salud de los pacientes ha conseguido relacionar un tratamiento más corto con menos genes de resistencia a los antibióticos, según publican sus autores en 'mBio', la revista de acceso abierto de la Sociedad Americana de Microbiología.
La resistencia a los antibióticos es un problema creciente en todo el mundo, especialmente en los últimos meses durante la pandemia, que amenaza la eficacia de los tratamientos disponibles y puede conducir a estancias hospitalarias prolongadas y a un aumento de la mortalidad. Los investigadores llevan mucho tiempo buscando formas de abordar el problema. Dado que el uso de antibióticos alimenta la resistencia, la reducción del uso de antibióticos ofrece una estrategia atractiva para frenar la resistencia.
"Tiene sentido de forma intuitiva", afirma la epidemióloga Melinda Pettigrew, de la Escuela de Salud Pública de Yale, en Estados Unidos, pero existen pocos datos sobre cómo afecta la duración del tratamiento a los genes de la resistencia. El objetivo final, añade, es encontrar una dosis óptima que reduzca el uso de antibióticos sin comprometer la salud de los pacientes.
Según el nuevo estudio puede conseguirse. Pettigrew y sus colegas estudiaron los datos de un ensayo controlado aleatorio de niños a los que se les había diagnosticado neumonía adquirida en la comunidad (NAC) y que habían sido tratados con antibióticos betalactámicos.
Los niños participaron en un estudio multiinstitucional financiado por los Institutos Nacionales de la Salud (NIH) denominado SCOUT-CAP (NCT02891915), en el que se comprobó que un ciclo de 5 días de antibióticos betalactámicos era tan eficaz como el ciclo estándar de 10 días para tratar la NAC. Pettigrew dirigió el subestudio del microbioma del ensayo SCOUT-CAP.
Para su subestudio, Pettigrew y sus colegas querían rastrear cómo las dos duraciones de tratamiento influían en los genes de resistencia a los antibióticos y en la microbiota respiratoria. Llevaron a cabo una secuenciación metagenómica de escopeta en el ADN de los hisopos de garganta y las muestras de heces recogidas de los niños en dos momentos: primero, unos días después del diagnóstico de la NAC, y luego, al final del ensayo, unas semanas más tarde.
La secuenciación reveló menos genes de resistencia en los niños que habían recibido el régimen de tratamiento de 5 días en comparación con los que recibieron el régimen de 10 días. Algunos de esos genes estaban asociados a la resistencia a los betalactámicos, algo que los investigadores esperaban.
Sorprendentemente, el tratamiento antibiótico más prolongado también condujo a un aumento significativo de los genes de resistencia asociados a otros múltiples antibióticos.
"Se puede producir un aumento de la resistencia a otros fármacos distintos del que se está tratando --explica--. Hay todos estos efectos fuera del objetivo". Los investigadores también descubrieron que la duración del tratamiento cambiaba la población de bacterias comensales de diferentes maneras.
"Así que los antibióticos no sólo afectan a los patógenos que estamos tratando --apunta Pettigrew--. Pueden afectar a la microbiota en su conjunto".
El ensayo SCOUT-CAP -incluido este subestudio- realizó un seguimiento de los pacientes durante 30 días. En futuros estudios, Pettigrew añade que le gustaría estudiar las implicaciones clínicas del tratamiento con antibióticos a más largo plazo.
"Sabemos que los antibióticos alteran el microbioma y aumentan la susceptibilidad a otros patógenos pero no tenemos una medida de ese riesgo", reconoce. El estudio tampoco midió cuánto tiempo persisten los efectos. "No sabemos si el resistoma, el conjunto de genes de resistencia en las bacterias, y el microbioma acabarán volviendo a la normalidad", añade.
Este tipo de estudios podría ayudar a los investigadores a aprovechar el microbioma para identificar a los pacientes con mayor riesgo de resistencia a los antibióticos. "Si las investigaciones futuras respaldan estos hallazgos, estas técnicas podrían ayudar algún día a la FDA a determinar los perfiles de seguridad de los medicamentos y a establecer la duración óptima de los tratamientos --agrega Pettigrew--. El microbioma es muy importante para la salud, y su alteración puede provocar otros efectos secundarios, como la resistencia a los antibióticos".