España es el país europeo con mayor exceso de muertes durante la primera ola de la pandemia, según un estudio liderado por investigadores del Imperial College en Londres (Reino Unido), que destaca que entre febrero y mayo en el país se produjo un incremento del 38% de la mortalidad.
A España le siguen Inglaterra y Gales, Italia, Escocia y Bélgica, señala el estudio del que se hace eco la Agencia Sinc, y que ha acaba de ser publicado en Nature Medicine. En total se han observado los datos de 21 estados, donde se produjeron unas 200.000 muertes más de las que se esperaban si la pandemia no hubiese ocurrido, 27.127 de ellas en España.
"Es importante comprender el impacto total de la pandemia en la mortalidad para poder evaluar sus repercusiones plenas en la salud pública y las medidas políticas", señalan los investigadores, que destacan que las cifras de exceso de muertes de hombres y mujeres eran similares, con 105.800 muertes en hombres y 100.000 en mujeres.
Los investigadores concluyen que las diferencias de mortalidad entre los países estudiados reflejan la variabilidad de las características de las poblaciones, las respuestas políticas a la pandemia, la preparación de los sistemas de salud pública y el alcance de los sistemas de atención de base comunitaria y de centros sanitarios.
El efecto de la pandemia sobre la mortalidad total fue muy variable entre países. Bulgaria, Nueva Zelanda, Eslovaquia, Australia, Chequia, Hungría, Polonia, Noruega, Dinamarca y Finlandia evitaron un aumento detectable de la mortalidad por todas las causas, en contraste con Inglaterra, Gales y España, seguidos de Italia, Escocia y Bélgica, donde todos porque el número de muertos fue muy alto.
En total se han observado los datos de 21 estados, donde se produjeron unas 200.000 muertes más de las que se esperaban si la pandemia no hubiese ocurrido, 27.127 de ellas en España
Sinc destaca que los investigadores sostienen que, además de suprimir la transmisión, la creación de vías de atención integradas que permitan el triaje y la atención adecuados de las personas con problemas de salud a largo plazo será importante para reducir al mínimo las muertes resultantes, tanto directa como indirectamente, de la pandemia en curso. Para lograrlo, explican, "es necesario que los países reasignen y amplíen los recursos sanitarios, en particular, en los sistemas de salud y sociales que han sufrido una inversión insuficiente".
En este sentido, recuerdan que la forma en que la pandemia ha afectado la mortalidad por todas las causas surge de las interacciones de las características de la población y la comunidad, la respuesta inmediata a la pandemia y la resiliencia y preparación de la salud pública y los sistemas de atención sanitaria y social.
A medida que la pandemia continúa, señalan, "la reducción de la tasa de mortalidad requiere tanto la supresión de la transmisión: la implementación de pruebas y rastreo de contactos completos y efectivos, el suministro oportuno de información a las personas y los organismos de salud pública, la creación de un sentido de confianza y responsabilidad y el apoyo económico y social para aumentar participación en las pruebas, rastreo de contactos y cumplimiento de los consejos de aislamiento, y vías de atención integral a nivel de la comunidad y de las instalaciones que manejan los casos de Covid-19 y otras afecciones agudas y crónicas".