Los científicos descubrieron hace años que los recién nacidos dependen de los componentes inmunitarios transferidos por sus madres para sobrevivir a la avalancha de patógenos que empiezan a invadir sus cuerpos nada más nacer. Con el tiempo, los niños desarrollan sus propios sistemas inmunitarios, construidos a través de la supervivencia a exposiciones naturales a virus y bacterias, y aumentados por una falange de vacunas infantiles bien establecidas.
Ahora, un estudio de gran alcance publicado en la revista Nature, ofrece una explicación sorprendente de cómo funcionan realmente esos primeros días de inmunidad proporcionada por la madre, y lo que esa información podría significar para prevenir la muerte y la discapacidad de una amplia gama de enfermedades infecciosas. Los hallazgos sugieren que los investigadores podrían imitar los anticuerpos aumentados que producen las madres embarazadas para crear nuevos medicamentos para tratar enfermedades, así como vacunas mejoradas para prevenirlas.
"Durante muchos años, los científicos creyeron que los anticuerpos no podían entrar en las células. No tienen la maquinaria necesaria. Por ello, se pensaba que las infecciones causadas por patógenos que viven exclusivamente dentro de las células eran invisibles para las terapias basadas en anticuerpos - afirma el doctor Sing Sing Way, de la División de Enfermedades Infecciosas del Cincinnati Children's, en Estados Unidos -. Nuestros hallazgos muestran que el embarazo cambia la estructura de ciertos azúcares unidos a los anticuerpos, lo que les permite proteger a los bebés de la infección por una gama mucho más amplia de patógenos".
"El duo madre-bebé es muy especial. Es la conexión íntima entre una madre y su bebé", añade el doctor John Erickson, de la División de Neonatología, y primer autor del estudio, ambos del Centro de Inflamación y Tolerancia de Cincinnati Children's y del Instituto Perinatal, que trabaja en mejorar los resultados de todas las mujeres embarazadas y sus recién nacidos.
"Este cambio es el interruptor de la luz que permite a los anticuerpos maternos proteger a los bebés contra la infección dentro de las células"
"Esta conexión especial comienza cuando los bebés están en el útero y continúa después del nacimiento. Me encanta ver la cercanía entre las madres y sus bebés en nuestras unidades de cuidados neonatales - resalta Erickson -. Este descubrimiento abre el camino a nuevas terapias pioneras que pueden dirigirse específicamente a las infecciones de las madres embarazadas y los bebés recién nacidos. Creo que estos hallazgos también tendrán implicaciones de gran alcance para las terapias basadas en anticuerpos en otros campos", añade.
El nuevo estudio identifica qué azúcar específico se modifica durante el embarazo, así como cómo y cuándo se produce el cambio. Durante el embarazo, la forma "acetilada" del ácido siálico (uno de los azúcares unidos a los anticuerpos) cambia a la forma "desacetilada". Este cambio molecular tan sutil permite que la inmunoglobulina G (IgG) - el tipo de anticuerpo más común del organismo - asuma una función protectora ampliada al estimular la inmunidad mediante receptores que responden específicamente a los azúcares desacetilados.
"Este cambio es el interruptor de la luz que permite a los anticuerpos maternos proteger a los bebés contra la infección dentro de las células". afirma Way. Utilizando técnicas avanzadas de espectrometría de masas y otros métodos, el equipo de investigación determinó las principales diferencias bioquímicas entre los anticuerpos de los ratones vírgenes y los de las embarazadas. También identificaron la enzima que se expresa de forma natural durante el embarazo y que es responsable de esta transformación.
Además, el equipo consiguió restablecer la protección inmunitaria perdida suministrando suministros de anticuerpos cultivados en laboratorio de ratones sanos preñados a crías nacidas de madres editadas genéticamente para que carecieran de la capacidad de eliminar la acetilación de los anticuerpos para mejorar la protección.
"Hace años que conocemos los numerosos beneficios de largo alcance de la lactancia materna"
Se han producido cientos dle anticuerpos monoclonaes como posibles tratamientos para diversos trastornos, como el cáncer, el asma, la esclerosis múltiple y las infecciones víricas y bacterianas difíciles de combatir, incluidos los nuevos tratamientos que se están desarrollando rápidamente para el Covid-19. Algunos ya han sido aprobados por la FDA, muchos otros están en fase de ensayo clínico y otros no han dado buenos resultados.
Way afirma que la alteración molecular de los anticuerpos que se produce de forma natural durante el embarazo puede reproducirse para cambiar la forma en que los anticuerpos estimulan el sistema inmunitario y afinar sus efectos. Esto podría conducir a la mejora de los tratamientos para las infecciones causadas por otros patógenos intracelulares, como el VIH y el virus respiratorio sincitial (VRS), un virus común que plantea graves riesgos para los bebés.
"Hace años que conocemos los numerosos beneficios de largo alcance de la lactancia materna - señala Erickson -. Un factor importante es la transferencia de anticuerpos en la leche materna". El estudio demuestra que el cambio molecular persiste en las madres lactantes, de modo que los anticuerpos con mayor alcance protector también se transfieren a los bebés a través de la leche materna.
Además, Way afirma que los hallazgos subrayan la importancia de que las mujeres en edad reproductiva reciban todas las vacunas disponibles, así como la necesidad de que los investigadores desarrollen aún más vacunas contra las infecciones que son especialmente prominentes en las mujeres durante el embarazo o en los recién nacidos. "La inmunidad tiene que existir dentro de la madre para que se transfiera a su hijo - subraya Way -. Sin exposiciones naturales o inmunidad cebada por la vacunación, cuando ese interruptor de luz se enciende durante el embarazo, no hay electricidad detrás".