Las problemas cardiovasculares como los infartos, las anginas de pecho o los derrames cerebrales son algunas de las enfermedades más comunes que sufren las personas a día de hoy. Por eso, es fundamental detectarlo a tiempo para prevenirlas y poder tratarlas antes de que afecten al organismo. Una de las pruebas más comunes para diagnoticar este tipo de enfermedades son los electrocardiogramas, una prueba común e indolora que se utiliza para detectar rápidamente los problemas cardíacos y controlar la salud del corazón.
Ahora, se ha demostrado que los electrocardiogramas pueden detectar a los pacientes hospitalizados por Covid con alto riesgo de muerte, según han observado un equipo de investigadores del Centro Médico Tel Aviv Sourasky (Israel) en un estudio que se va a presentar en el EHRA 2022.
"Es una prueba económica, no invasiva, fácil de obtener y ampliamente disponible que se aplica en casi todos los pacientes hospitalizados. Nuestro estudio sugiere que un simple trazado de ECG realizado al momento de la admisión puede ayudar a los profesionales de la salud a clasificar a los pacientes con COVID-19 e identificar a aquellos que necesitan cuidados intensivos", han dicho los expertos.
El electrocardiograma registra la actividad eléctrica a medida que viaja a través del corazón y la información se muestra como un gráfico que se divide en secciones según la ubicación en el corazón. El intervalo 'QT' se refiere a la señal eléctrica desde el momento en el que los ventrículos del corazón se contraen hasta que terminan de relajarse y se mide en milisegundos. Los pacientes con un intervalo 'QT' prolongado tienen un mayor riesgo de sufrir arritmias potencialmente mortales (trastornos del ritmo cardíaco) y paro cardíaco.
Este estudio examinó la asociación entre la prolongación del intervalo 'QT' y la mortalidad a largo plazo en pacientes hospitalizados con COVID-19. También evaluó la relación entre la prolongación del intervalo 'QT' y la lesión miocárdica, una condición en la que mueren las células del corazón.
Se estudiaron prospectivamente un total de 335 pacientes consecutivos hospitalizados con COVID-19. Todos los pacientes tenían un electrocardiograma al ingreso. Se consideró que los pacientes tenían lesión miocárdica si mostraban una función reducida en un ecocardiograma, que es una ecografía del corazón, y/o tenían troponina en el torrente sanguíneo. La troponina es una proteína que se encuentra únicamente en las células del corazón. Cuando el corazón está dañado, por ejemplo en una lesión miocárdica, la troponina se libera en el torrente sanguíneo.
El electrocardiograma registra la actividad eléctrica a medida que viaja a través del corazón y la información se muestra como un gráfico que se divide en secciones según la ubicación en el corazón.
Los pacientes se dividieron en dos grupos según la duración del intervalo 'QT': 109 pacientes (32,5%) tenían un intervalo 'QT' prolongado y 226 pacientes (67,5%) tenían un intervalo 'QT' normal. En comparación con aquellos con un intervalo 'QT' normal, los pacientes con un intervalo 'QT' prolongado eran de unos 70 años.
El intervalo 'QT' prolongado se asoció con un riesgo dos veces mayor de lesión miocárdica después de ajustar por edad, condiciones coexistentes y gravedad de COVID-19. "Curiosamente, entre los pacientes con lesión miocárdica, la mitad no tenía troponina en la sangre, lo que sugiere que los análisis de sangre por sí solos pueden pasar por alto a un número considerable de pacientes con este problema cardíaco", han informado los investigadores.
Y es que, al año, el 41% de los pacientes en el grupo de intervalo 'QT' prolongado había muerto en comparación con el 17 por ciento en el grupo de intervalo 'QT' normal. La prolongación del intervalo 'QT' se asoció con un riesgo 1,85 veces mayor de morir dentro de un año después de ajustar por edad, condiciones coexistentes y gravedad de COVID-19.