Un estudio de la Universidad de Utah (Estados Unidos) ha descubierto que algunos dispositivos inteligentes podrían interferir con aparatos electrónicos cardiacos implantables, llegando a ser incluso potencialmente mortales.
El estudio señala a relojes inteligentes o rastreadores de actividad física, tales como el Samsung Galaxy Watch 4 o las las básculas inteligentes Fitbit, que al emitir corrientes eléctricas casi imperceptibles afectan a aparatos como los marcapasos.
El profesor adjunto de Ingeniería Eléctrica e Informática de la Universidad de Utah Benjamín Sánchez Terrones y el profesor asociado de Medicina Benjamín Steinberg han publicado el estudio que demuestra que estos dispositivos portátiles disponen de una tecnología de detección que podría interferir con dispositivos electrónicos implantables cardiacos (DAI) como marcapasos, desfibriladores cardioversores implantables (DAI) y dispositivos de terapia de resincronización cardiaca (TRC).
Sánchez Terrones advierte: "Este estudio levanta una bandera roja"
"Hemos realizado este trabajo en simulaciones y pruebas de banco siguiendo las directrices aceptadas por la Food and Drug Administration (FAD), y estos aparatos interfieren en el correcto funcionamiento de los DAI que probamos. Estos resultados exigen futuros estudios clínicos que evalúen la traslación de nuestros hallazgos a pacientes portadores de CIEDs y que utilicen estos dispositivos wearables", alerta.
El estudio, cuyos autores son Gia-Bao Ha, estudiante de ingeniería eléctrica e informática; Sánchez Terrones, Steinberg, Roger Freedman, catedrático de medicina interna, y Antoni Bayés-Genís, catedrático de cardiología de la Universitat Autònoma de Barcelona, se centra en relojes inteligentes, básculas y anillos inteligentes que utilizan la bioimpedancia, un tipo de tecnología de detección que emite una corriente eléctrica muy pequeña e imperceptible (medida en microamperios) en el cuerpo.
En smartwatches como el Samsung Galaxy Watch 4 o la báscula inteligente Fitbit Aria 2, la corriente eléctrica fluye por el cuerpo y el sensor mide la respuesta para determinar la composición corporal de la persona, como la masa muscular esquelética o la masa grasa. En el caso de los anillos inteligentes, como el anillo inteligente Moodmetric, se utiliza la tecnología de detección de la bioimpedancia para medir el nivel de estrés de una persona.
Pero tras realizar pruebas exhaustivas de bioimpedancia en tres dispositivos de TRC cardíacos de los fabricantes Medtronic, Boston Scientific y Abbott, el equipo de Sánchez Terrones descubrió que las ligeras corrientes eléctricas de estos dispositivos portátiles pueden interferir y, en ocasiones, confundir los dispositivos implantables cardíacos para que funcionen incorrectamente.
En el caso de un marcapasos, que envía pequeños impulsos eléctricos al corazón cuando éste late con demasiada lentitud, la minúscula corriente eléctrica de la bioimpedancia podría engañar al corazón haciéndole creer que late con suficiente rapidez, impidiendo que el marcapasos cumpla su función cuando debe hacerlo.
"Tenemos pacientes que dependen de un marcapasos para vivir --recuerda Steinberg, electrofisiólogo cardiaco--. Si el marcapasos se confunde por interferencias, podría dejar de funcionar mientras dure la confusión. Si esa interferencia se prolonga, el paciente podría desmayarse o algo peor".
En el caso de otros tipos de dispositivos médicos, como los desfibriladores cardioversores implantables, que no sólo actúan como marcapasos sino que también pueden administrar descargas al corazón para restablecer un ritmo cardiaco regular, un dispositivo portátil con bioimpedancia podría engañar al desfibrilador para que administrara al paciente una descarga eléctrica innecesaria, que puede ser dolorosa.
Casi todos, si no todos, los dispositivos cardiacos implantables advierten ya a los pacientes de la posibilidad de interferencias con diversos aparatos electrónicos debidas a campos magnéticos, como llevar un teléfono móvil en el bolsillo del pecho cerca de un marcapasos. Pero, según Sánchez Terrones, es la primera vez que un estudio descubre problemas relacionados con la tecnología de detección de la bioimpedancia de un aparato.
Sin embargo, Sánchez Terrones y Steinberg subrayan que la investigación no transmite un riesgo inmediato o claro para los pacientes que utilizan este tipo de dispositivos wearables.
No supone un riesgo claro y hay que seguir investigando
"La comunidad científica lo desconoce --afirma Sánchez Terrones--. Nadie ha analizado si se trata de una preocupación real o no".
Son necesarias más investigaciones en esta problemática para perevenir futuros incidentes."Tenemos que hacer pruebas en una cohorte más amplia de dispositivos y posiblemente en pacientes con estos dispositivos", apunta Steinberg.
Por su parte Sánchez Terrones concluye que "en última instancia, se necesitan más estudios para evaluar la traslación clínica de nuestros hallazgos y garantizar la salud de nuestros pacientes".