Desde 2009, la tasa de nuevos diagnósticos de cáncer colorrectal en pacientes menores de 50 años ha aumentado un 2% cada año. Mientras que gracias a los cribados y las detecciones precoces la incidencia de cáncer de colon en adultos mayores de 45 años se ha reducido, en los jóvenes no deja de crecer.
Ante esta situación, una investigación de la Universidad de Cincinnati (Estados Unidos) ha buscado el origen de este aumento, que se piensa que puede deberse a las dietas de los pacientes y las bacterias de sus intestinos. De esta forma, el estudio se centra en la relación entre las bacterias de los microorganismos fecales, o microbioma, y las tasas de cáncer colorrectal en poblaciones jóvenes.
Se encontraron niveles más altos de bacterias relacionadas, por ejemplo, con una dieta microbiana de azufre, o una dieta que es a la vez alta en carnes procesadas, bebidas bajas en calorías y licores y baja en frutas crudas, verduras y legumbres
El microbioma es un término utilizado para designar el conjunto de microbios, incluidos los microorganismos como las bacterias, que viven en el cuerpo humano o sobre él. Kharofa detalla que los avances en la secuenciación del ADN han permitido a los investigadores caracterizar mejor qué especies de bacterias están presentes en el microbioma, lo que ha dado lugar a un auge de la investigación en los últimos 10 años. La investigación liderada por Jordan Kharofa ha identificado una serie de especies microbianas elevadas en pacientes jóvenes que tienen cáncer colorrectal.
En concreto, descubrieron que las dos especies de bacterias más estrechamente relacionadas con el cáncer colorrectal no se encontraban en niveles más altos entre los pacientes jóvenes, lo que significa que es poco probable que estas bacterias sean responsables del aumento de las tasas de cáncer en los jóvenes. Otras cinco bacterias se encontraron en niveles más altos en los jóvenes, incluyendo una especie que se asocia con una dieta microbiana de azufre, o una dieta que es a la vez alta en carnes procesadas, bebidas bajas en calorías y licores y baja en frutas crudas, verduras y legumbres.
"Aunque estos pacientes no son obesos, es posible que haya patrones dietéticos que se produzcan en las primeras etapas de la vida que enriquezcan ciertas bacterias como ésta. No es que lo que se come tenga sustancias cancerígenas, sino que los subproductos producidos durante el metabolismo de las bacterias pueden dar lugar a sustancias químicas cancerígenas. Es posible que las interacciones entre la dieta y el microbioma puedan mediar en la formación de células de cáncer colorrectal y en el aumento del riesgo en las poblaciones más jóvenes durante las últimas décadas", remacha el investigador.