La dieta mediterránea reduce el riesgo de tener problemas de memoria en pacientes con esclerosis múltiple (EM). Un estudio preliminar presentado en la 75ª Reunión Anual de la Academia Americana de Neurología defiende que pacientes que consumen este tipo de dieta presentan más habilidades de pensamiento que aquellos que no lo hacen.
"Es emocionante ver que podemos ayudar a las personas con EM a mantener una mejor cognición siguiendo una dieta mediterránea", afirma la doctora Ilana Katz Sand, autora del estudio, de la Facultad de Medicina Icahn del Mount Sinai de Nueva York y miembro de la Academia Estadounidense de Neurología.
"Las dificultades cognitivas son muy comunes en la EM y suelen empeorar con el tiempo, incluso con el tratamiento con terapias modificadoras de la enfermedad --prosigue--. Las personas que padecen EM están muy interesadas en saber cómo pueden ser proactivas desde el punto de vista del estilo de vida para ayudar a mejorar sus resultados".
En el estudio participaron 563 personas con EM. Las personas rellenaron un cuestionario para mostrar hasta qué punto seguían la dieta mediterránea. En función de sus respuestas, se les asignó una puntuación de 0 a 14. Las puntuaciones más altas correspondían a quienes seguían la dieta más de cerca.
A continuación, los investigadores dividieron a los participantes en cuatro grupos en función de sus puntuaciones en la dieta: el grupo más bajo tenía puntuaciones de cero a cuatro y el grupo más alto, puntuaciones de nueve o más.
Los investigadores descubrieron que las personas que seguían más de cerca la dieta mediterránea tenían un riesgo un 20% menor de sufrir deterioro cognitivo
Los participantes también realizaron tres pruebas para evaluar su capacidad de pensamiento y memoria. El deterioro cognitivo se definió como una puntuación inferior al quinto percentil en dos o tres de las pruebas. Un total de 108 personas, es decir, el 19%, presentaban deterioro cognitivo.
Los investigadores descubrieron que las personas que seguían más de cerca la dieta mediterránea tenían un riesgo un 20% menor de sufrir deterioro cognitivo que las que no seguían la dieta.
Entre las personas del grupo con menor puntuación en la dieta, 43 de 133 personas (34%), presentaban deterioro cognitivo, frente a 13 de 103 personas (13%), de las personas del grupo con mayor puntuación en la dieta.
La relación era mayor entre las personas con EM progresiva, en las que la enfermedad empeora constantemente, que entre las que padecen EM recurrente-remitente, en las que la enfermedad sufre brotes y luego entra en periodos de remisión.
Según Katz Sand, los resultados fueron los mismos cuando los investigadores ajustaron rigurosamente otros factores que podrían afectar al riesgo de deterioro cognitivo, como el nivel socioeconómico, el tabaquismo, el índice de masa corporal, la hipertensión arterial y el ejercicio.
"Entre los factores relacionados con la salud, el nivel de alineación de la dieta con el patrón mediterráneo fue, con diferencia, el factor de predicción más potente de las puntuaciones cognitivas de las personas y de si cumplían los criterios del estudio para el deterioro cognitivo", indica Katz Sand.
Señala que para confirmar los resultados se necesitan estudios más prolongados que hagan un seguimiento de las personas a lo largo del tiempo y ensayos clínicos de intervención bien diseñados.