Un nuevo estudio de modelización sugiere que ampliar el cribado mamográfico anual más allá de los 75 años puede ser rentable para mujeres mayores sanas, según publican sus autores en la revista 'Annals of Internal Medicine'.
El modelo ha descubierto que un número muy reducido de muertes evitadas por cáncer de mama puede verse eclipsado por el coste y los posibles daños del sobrediagnóstico cuando el cribado mamográfico anual se prolonga más allá de los 75 años. El cribado mamográfico bienal hasta los 80 años es más rentable, pero el número absoluto de muertes evitadas es pequeño, especialmente para las mujeres con otras enfermedades subyacentes.
Los investigadores del Instituto Nacional del Cáncer y del Instituto Nacional de la Salud utilizaron datos del programa SEER (Surveillance, Epidemiology, and End Results) y del Consorcio de Vigilancia del Cáncer de Mama para comparar la muerte, la supervivencia y el coste del cáncer de mama con el cribado mamográfico anual o bienal desde los 65 años hasta los 75, 80, 85 y 90 años en todos los niveles de comorbilidad.
Las mujeres que consideren la posibilidad de someterse a un cribado más allá de los 75 años deben sopesar los daños del sobrediagnóstico frente al beneficio potencial de evitar la muerte por cáncer de mama
Adaptaron un modelo de microsimulación de Markov publicado anteriormente para evaluar las intervenciones en mujeres de 65 años o más sin un diagnóstico previo de carcinoma ductal in situ (CDIS) o cáncer de mama invasivo.
Así, comprobaron que el cribado mamográfico anual a partir de los 75 años no aportaba más beneficios que perjuicios en cuanto a la calidad de vida de la mujer y el coste de la atención. Sin embargo, el cribado con mamografía cada dos años entre los 75 y los 80 años sí proporcionó más beneficios que perjuicios; no obstante, se evitaron pocas muertes, especialmente en el caso de las mujeres con enfermedades comórbidas.
Según los autores del estudio, las mujeres que consideren la posibilidad de someterse a un cribado más allá de los 75 años deben sopesar los daños del sobrediagnóstico frente al beneficio potencial de evitar la muerte por cáncer de mama.