El estudio, el primero en informar de una asociación entre las pruebas de coagulación sanguínea anormales y la reducción de la capacidad de ejercicio en personas con COVID de larga duración, ofrece una nueva e importante perspectiva sobre los posibles mecanismos que subyacen a los efectos a largo plazo de la infección por COVID-19.
Las personas que padecen COVID de larga duración pueden enfrentarse a un mayor riesgo de coagulación sanguínea anormal, según un estudio publicado en la revista 'Blood Advances'. Los investigadores también descubrieron que esta anomalía sanguínea era cuatro veces más probable en quienes experimentaban dificultades con el ejercicio básico más de 12 semanas después de su infección por COVID-19.
La COVID larga (también conocida como Síndrome Post-COVID), una condición que se da en personas previamente infectadas con COVID-19, da lugar a síntomas que persisten meses después del inicio de la infección. Los síntomas más comunes son fatiga, dolor en el pecho, dificultad para respirar y niebla cerebral, y un estudio estima que hasta la mitad de las personas que se recuperan de la infección siguen experimentando síntomas persistentes. Dado que la COVID prolongada es una enfermedad emergente, su base biológica no se conoce del todo. Esta investigación proporciona información sobre los mecanismos médicos subyacentes, como el daño a las células que recubren los vasos sanguíneos, de la enfermedad.
La COVID de larga duración es una condición que se da en personas previamente infectadas con COVID-19 y da lugar a síntomas que persisten meses después del inicio de la infección
"Por definición, este síndrome se produce cuando se experimentan síntomas relacionados con la COVID mucho tiempo después del inicio de la infección que no podemos atribuir a ninguna otra causa o diagnóstico --explica la autora del estudio, Nithya Prasannan, del Departamento de Hematología del University College London Hospital--. Este estudio nos ofrece pruebas clínicas y de laboratorio para empezar a entender por qué algunas personas experimentan síntomas prolongados de COVID".
Para llevar a cabo este estudio, un equipo dirigido por la doctora Melissa Heightman evaluó a las personas en una clínica ambulatoria Post-COVID entre julio de 2020 y mayo de 2021. Se dijo que los participantes tenían COVID larga si experimentaban síntomas tres meses después del inicio de su infección original por COVID-19 y si esos síntomas persistían durante al menos dos meses adicionales -en ausencia de otros diagnósticos contribuyentes-.
Los investigadores midieron los marcadores de coagulación sanguínea anormales evaluando los niveles relativos de dos proteínas en el organismo. Analizaron la relación entre el factor Von Willebrand (FVW), una proteína importante para la coagulación de la sangre, y la ADAMTS13, una proteína que corta o empalma el FVW para evitar que obstruya los vasos sanguíneos. Si esta proporción se elevaba, es decir, si había una cantidad significativamente mayor de VWF que de ADAMTS13 en el torrente sanguíneo, los científicos caracterizaban a los pacientes como en un estado pro-trombótico, lo que significaba que podían enfrentarse a un mayor riesgo de desarrollar coágulos sanguíneos.
Los participantes también completaron pruebas de ejercicio, realizando actividades cronometradas como caminar sobre una superficie plana y/o pasar repetidamente de la posición de sentado a la de pie desde una silla mientras llevaban monitores de oxígeno. Los investigadores midieron los niveles de oxígeno y analizaron la sangre de los participantes antes y después del ejercicio para medir sus niveles de lactato, lo que ayudó a describir la respuesta de los participantes al esfuerzo.
Los participantes también completaron pruebas de ejercicio, realizando actividades cronometradas como caminar sobre una superficie plana y pasar repetidamente de la posición de sentado a la de pie desde una silla mientras llevaban monitores de oxígeno
Durante el ejercicio, el cuerpo convierte la glucosa (azúcar) en energía utilizando oxígeno. Sin embargo, cuando los niveles de oxígeno se agotan, el cuerpo comienza a producir lactato en su lugar, que puede convertirse en energía sin oxígeno. En el estudio, los pacientes que mostraban una disminución significativa de los niveles de oxígeno (medida por un sensor en el dedo del paciente) mientras hacían ejercicio y/o un aumento del lactato después, se decía que mostraban una capacidad de ejercicio deteriorada. En particular, los pacientes con niveles elevados de marcadores de coagulación de la sangre también tenían cuatro veces más probabilidades de tener una capacidad de ejercicio deteriorada.
En el futuro, la doctora Prasannan y sus colegas se proponen evaluar los análisis de sangre de los pacientes mediante diferentes plataformas de investigación a lo largo de su larga enfermedad de COVID para evaluar cómo podría cambiar su riesgo de trombosis con la progresión de sus síntomas. Sugirió que este seguimiento adicional no sólo podría ayudar a confirmar los posibles mecanismos subyacentes a la COVID prolongada, sino también ofrecer una visión de los efectos de las posibles opciones de tratamiento para la enfermedad.
"Espero que la gente vea esta investigación como un paso adelante en la comprensión de las causas de la COVID prolongada, lo que nos ayudará a orientar las futuras opciones de tratamiento --comenta la doctora Prasannan--. Animo a las personas que padecen COVID larga a que participen en los ensayos clínicos cuando estén disponibles, porque cuantos más datos tengamos, mejor podremos entender esta afección".