Un nuevo estudio en el que se han utilizado células, modelos de ratón transgénicos y tejido pulmonar humano cultivado demuestra que la capacidad de desencadenar la muerte celular programada (apoptosis) puede permitir que los coronavirus altamente patógenos se propaguen con tanto éxito en sus huéspedes, según publican sus autores en la revista Science Advances.
El estudio señala que si se ataca este proceso se puede reducir la gravedad de las enfermedades causadas por los coronavirus. Aunque los científicos saben que los coronavirus altamente patógenos dejan a su paso una gran cantidad de células muertas cuando se infiltran en el organismo, la importancia de la apoptosis en la propagación interna de las infecciones por coronavirus -y los mecanismos subyacentes que explican la alta patogenicidad del virus- no estaban claros.
Los investigadores observaron por primera vez el MERS-CoV en tejido pulmonar humano cultivado y en los pulmones de ratones transgénicos infectados, descubriendo que el virus inducía una apoptosis sustancial.
Para explorar cómo el virus desencadenaba la muerte celular programada en las células de su órgano huésped, los investigadores analizaron los transcritos de ARNm de las células epiteliales bronquiales humanas a las 12 y 24 horas de la infección con el MERS-CoV, y descubrieron que los genes regulados por la proteína quinasa R similar a la quinasa del retículo endoplásmico (PERK), que están asociados a la muerte celular, estaban altamente expresados.
Los investigadores sugieren que la inhibición de la apoptosis puede atenuar la patogénesis de los coronavirus humanos
Cuando inhibieron la señalización de la PERK en los tejidos pulmonares humanos infectados, observaron reducciones sustanciales tanto en la propagación de célula a célula del MERS-CoV como en la muerte celular inducida por el virus.
Los investigadores también realizaron pruebas en las que inhibieron la señalización PERK en ratones transgénicos infectados con el virus. Este tratamiento reguló a la baja los genes implicados en la apoptosis y redujo el daño pulmonar.
Aunque los autores descubrieron que los inhibidores de PERK no suprimían la apoptosis desencadenada por el SARS-CoV o el SARS-CoV-2, sí observaron que un inhibidor de la apoptosis intrínseca suprimía eficazmente el proceso en los ratones infectados por el SARS-CoV o el SARS-CoV-2 y reducía el daño pulmonar causado por el SARS-CoV-2.
Estos resultados sugieren que, aunque los tres coronavirus humanos altamente patógenos -el SARS-CoV, el MERS-CoV y el SARS-CoV-2- pueden desencadenar la apoptosis a través de diferentes mecanismos, la inhibición de la apoptosis puede atenuar la patogénesis de los tres.