Vivir en zonas con una mayor contaminación atmosférica se asocia con un mayor riesgo de muerte intrahospitalaria por ictus, y el riesgo varía en función del tamaño de las partículas de contaminación atmosférica, según un nuevo estudio publicado en la edición online de 'Neurology', la revista médica de la Academia Americana de Neurología.
El estudio analizó tres tamaños de partículas de contaminación atmosférica. Las partículas consisten en líquidos o sólidos suspendidos en el aire. Las partículas submicrónicas, PM1, tienen un diámetro inferior a una micra e incluyen el hollín y el smog.
Las partículas finas, PM2,5, tienen un diámetro inferior a 2,5 micras e incluyen las cenizas volantes procedentes de la combustión del carbón. Las partículas respirables, PM10, tienen menos de 10 micras de diámetro e incluyen el polvo de cemento.
"La contaminación atmosférica se ha relacionado anteriormente con un mayor riesgo de ictus, que es una de las principales causas de muerte en todo el mundo --afirma el autor del estudio, el doctor Hualiang Lin, de la Universidad Sun Yat-sen de Guangzhou (China)--. Lo que se conoce menos es cómo los diferentes tamaños de las partículas afectan a ese riesgo. Nuestra investigación descubrió que el tamaño de las partículas de la contaminación atmosférica puede afectar al riesgo de que una persona muera de ictus".
Para el estudio, los investigadores examinaron las historias clínicas electrónicas de China para identificar más de 3,1 millones de hospitalizaciones por ictus, tanto isquémicos causados por un coágulo de sangre, como hemorrágicos causados por una hemorragia cerebral.
Los participantes tenían una edad media de 67 años. De este grupo, 32.140 personas, o el 1%, murieron de ictus mientras estaban hospitalizados.
Los investigadores identificaron los niveles individuales de exposición a la contaminación atmosférica de cada participante utilizando su domicilio y una fuente de datos de contaminación atmosférica que registra las concentraciones diarias de diferentes tipos de partículas.
A continuación, calcularon la exposición a la contaminación atmosférica durante los siete días anteriores a la hospitalización por ictus, que fue de 31,38 microgramos por metro cúbico (microgr/m3) de PM1, 45,43 microgr/m3 de PM2,5 y 78,75 microgr/m3 de PM10. También calcularon la exposición media diaria de una persona a las partículas contaminantes en el año anterior a la hospitalización, que fue de 32,98 microgr/m3 de PM1, 49,08 microgr/m3 de PM2,5 y 87,32 microgr/m3 de PM10.
Tras ajustar por factores como la edad, el sexo, el estatus socioeconómico, la diabetes y la hipertensión, los investigadores descubrieron que cada aumento de 10 microgr/m3 en la exposición media anual a las partículas se asociaba con un mayor riesgo de morir de ictus mientras se estaba hospitalizado, con un riesgo un 24% mayor para la exposición a PM1, un 11% mayor para la exposición a PM2,5 y un 9% mayor para la exposición a PM10.
El promedio de siete días de exposición a las partículas incluía un riesgo un 6% mayor para la exposición a las PM1, un 4% mayor para la exposición a las PM2,5 y un 3% mayor para la exposición a las PM10.
Los riesgos eran mayores en las personas con ictus isquémico que en las personas con ictus hemorrágico. El mayor riesgo de muerte por ictus se dio en personas con ictus isquémico y exposición a las partículas de contaminación atmosférica más pequeñas, las PM1.
Sin embargo, los investigadores también descubrieron que una reducción de las PM10 tendría el mayor impacto en la reducción de las muertes globales por ictus, reduciendo el número de muertes hospitalarias en un 10% para la exposición a corto plazo y en un 21% para la exposición a largo plazo.
Lin señala que es importante tener en cuenta que los resultados del estudio no prueban que la contaminación atmosférica cause muertes por ictus, sino que sólo muestran una asociación.
"Nuestro estudio incluye mediciones de PM1, que pueden ser lo suficientemente pequeñas como para ser inhaladas profundamente en los pulmones, atravesar el tejido pulmonar y circular por el torrente sanguíneo --señala Lin--. Obtener un conocimiento más profundo de los factores de riesgo de todos los tamaños de partículas y la magnitud de sus posibles efectos puede ayudar a reducir el número de muertes y mejorar los resultados de las personas con ictus".