La incidencia de la candidiasis es cada vez más alta, principalmente en la infección genital. La cándida es un hongo de la levadura que se encuentra en diferentes partes del cuerpo sin ocasionar, en principio, ningún perjuicio, sin embargo, un fallo en el control del sistema inmunitario puede llevar a una infección. Unos investigadores han descubierto el papel activo de las células intestinales para la creación de bacterias (microbiotas) que controla a este hongo de la levadura ('Candida albicans').
En este punto, la presencia de probióticos, como las bacterias del ácido láctico, cambia el entorno en el intestino y obliga al hongo de la levadura 'Candida albicans' a cambiar su metabolismo, haciéndolo menos infeccioso. Si el microbioma se desequilibra o el sistema inmunitario está gravemente comprometido, 'C. albicans' puede entrar en el torrente sanguíneo. Esto puede suponer una amenaza para la vida, especialmente para las personas inmunodeprimidas en las unidades de cuidados intensivos.
Las infecciones por 'C. albicans', como las vulvovaginales, ya se tratan con éxito con bacterias lácticas. "Ya sabemos que las bacterias del ácido láctico, en particular, pueden contrarrestar una infección fúngica, prevenirla o incluso matar al hongo. Nuestro trabajo aborda ahora la cuestión del 'cómo'", detalla uno de los autores, Bernhard Hube.
Las células intestinales "alimentan a las bacterias lácticas, que se multiplican y a su vez quitan nutrientes al hongo de la levadura"
La investigación del Instituto Leibniz de Investigación de Productos Naturales y Biología de la Infección - Instituto Hans Knöll de Jena (Alemania) ha sido publicada en la revista 'Nature Communications'. Según señala la primera autora, Raquel Alonso-Román, las células intestinales "alimentan a las bacterias lácticas, que se multiplican y a su vez quitan nutrientes al hongo de la levadura". De hecho, estas bacterias lácticas de la especie Lactobacillus rhamnosus precisan células epiteliales del intestino para multiplicarse y así combatir la infección.
Al añadir los probióticos al intestino se crea un equilibrio entre la levadura, las bacterias lácticas y el resto del microbioma. Esto obliga a 'C. albicans' a adaptar su metabolismo, haciendo que se desprenda de ciertas características, siendo menos infeccioso e incapaz de dañar las células intestinales, concluye el estudio.