La Delegación de la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos en Galicia (CESM) ha alzado la voz para denunciar la creciente cantidad de casos de agresiones al personal sanitario gallego por parte de pacientes y, consiguientemente, ha demandado a la Consejería de Sanidad un incremento las medidas de seguridad para poner fin a una situación "cada vez más frecuente tanto en Centros de Salud como en Hospitales".
En un comunicado, el sindicato médico tacha de "intolerable" que, "además de tener que soportar agendas inasumibles por parte de los facultativos -sobre todo en Atención Primaria-", también sean víctimas de agresiones, "por la falta de seguridad en los centros sanitarios, en muchos de los cuales no existe ni siquiera un vigilante jurado que disuada a los potenciales agresores". Añaden que las amenazas, los insultos y las agresiones físicas no han dejado de aumentar desde 2020, y condenan el último episodio vivido esta semana en el Servicio de Urgencias del CHUAC, donde un paciente reincidente atacó por la espalda a un facultativo propinándole un puñetazo que le ocasionó una herida en la cara, después de que días antes se enfrentara a otro médico en el Centro de Salud de Labañou y protagonizara altercados en la Casa del Mar.
"Una violencia que en muchas ocasiones ni siquiera es denunciada por las propias víctimas debido a los interminables trámites burocráticos y judiciales que entraña para, finalmente, obtener un resultado decepcionante"
La Central Sindical reclama también "sanciones ejemplarizantes" para "los protagonistas de esta violencia verbal y física, cada vez más extendida, ante la crispación de una población que se siente injustamente atendida por la falta de recursos humanos en la Sanidad Pública". "Una violencia que en muchas ocasiones ni siquiera es denunciada por las propias víctimas debido a los interminables trámites burocráticos y judiciales que entraña para, finalmente, obtener un resultado decepcionante", apuntan.
La Confederación Estatal de Sindicatos Médicos en Galicia lamenta además que el Congreso de los Diputados rechazara el pasado miércoles la Proposición de Ley sobre violencia en el ámbito sanitario, "dejando escapar una oportunidad para acabar con esta lacra, que en la última década arrojó un saldo de 6.000 agresiones a médicos".