El cribado del cáncer de intestino mediante pruebas inmunoquímicas fecales domiciliarias podría ayudar a reducir la frecuencia de las colonoscopias en algunas personas con un riesgo superior a la media, según un nuevo estudio preliminar liderado por la Universidad de Flinders (Australia).
La investigación, publicada en la revista científica 'Clinical Gastroenterology and Hepatology' pero aún pendiente de revisión por pares, también indica un bajo riesgo de tumores avanzados tras múltiples pruebas negativas. "Debido a los riesgos, los costes y la carga que suponen para el sistema sanitario las colonoscopias de vigilancia del cáncer de intestino, es necesario estudiar cómo personalizar aún más los intervalos de cribado", ha comentado la autora principal del estudio, la doctora Molla Wassie.
Aunque a las personas de alto riesgo se les recomienda someterse a colonoscopias de vigilancia cada uno a cinco años, en función de sus antecedentes familiares y de los resultados de colonoscopias anteriores, las pruebas inmunoquímicas fecales podrían ser una forma de identificar a quienes podrían prolongar más su intervalo de vigilancia.
"El riesgo de que la colonoscopia de seguimiento identificara lesiones neoplásicas avanzadas, incluido el cáncer, tras una prueba de inmunoquímica fecal negativa era de aproximadamente 1 de cada 10"
El equipo de investigadores realizó un estudio retrospectivo de más de 3300 personas inscritas en el Programa Cooperativo del Sur para la Prevención del Cáncer Colorrectal, un programa de vigilancia del cáncer de intestino con sede en Sudáfrica. A los participantes en el estudio no se les había detectado cáncer intestinal en su colonoscopia anterior y se les había recomendado someterse a otra en un plazo de 3 a 5 años, al tiempo que se les enviaba anualmente una prueba inmunoquímica fecal.
"Descubrimos que el riesgo de que la colonoscopia de seguimiento identificara lesiones neoplásicas avanzadas, incluido el cáncer, tras una prueba de inmunoquímica fecal negativa era de aproximadamente 1 de cada 10, y que este riesgo disminuía aún más con cada resultado negativo posterior, con un riesgo de sólo el 5,7% tras cuatro pruebas negativas", ha comentado Wassie.
Los autores afirman que esto respalda el uso de pruebas inmunoquímicas fecales para personalizar aún más el intervalo de vigilancia del cáncer de un individuo y reducir la frecuencia general de colonoscopias. "Como cualquier intervención quirúrgica, una colonoscopia puede ser invasiva y conlleva riesgos para el paciente. Si a esto se añaden los problemas de acceso, los costes y la carga que supone para nuestro ya de por sí tenso sistema sanitario, existe una necesidad significativa de garantizar que las recomendaciones actuales sean adecuadas", ha detallado Wassie.
En los programas de vigilancia de la colonoscopia, se han sugerido recientemente intervalos de hasta 10 años entre colonoscopias como marco temporal adecuado para la vigilancia del cáncer tras hallazgos de bajo riesgo. "Nuestro estudio respalda la introducción de pruebas inmunoquímicas fecales anuales en el domicilio para incorporarlas a los programas de vigilancia, pero como en cualquier programa de vigilancia, la aceptación y el cumplimiento del calendario de vigilancia serán un factor clave para su éxito", han remachado los investigadores.