Las mujeres que han tenido COVID y estaban embarazadas durante el predominio de la variante Ómicron fueron diagnosticadas con una mayor tasa que durante las fases anteriores de la pandemia, pero tenían menos probabilidades de desarrollar una enfermedad grave, según ha revelado un estudio realizado por científicos de UT Southwestern y Parkland Health (Dallas, Estados Unidos).
La investigación, publicada en JAMA, es la primera evidencia publicada que documenta cómo el auge de los casos de COVID-19 a finales del 2021 y principios de 2022 afectó la salud de las mujeres embarazadas.
"Es importante comprender cómo se comporta este virus en la población a la que servimos"
"La obstetricia nunca se detuvo durante la pandemia. Las mujeres todavía tienen bebés y acuden a recibir atención prenatal. Es importante comprender cómo se comporta este virus en la población a la que servimos", ha comentado la autora del estudio, Emily Adhikari.
La doctora ha recalcado que las infecciones respiratorias, incluida la COVID-19, son tan infecciosas para las mujeres embarazadas como para la población en general. Sin embargo, sus efectos pueden ser mucho más severos debido a los cambios fisiológicos que ocurren durante el embarazo: mientras que la capacidad pulmonar de una mujer disminuye entre un 20 y un 30 por ciento durante el último embarazo, el consumo de oxígeno aumenta significativamente a medida que el feto crece.
El estudio detalla que se han diagnosticado 2.641 casos positivos durante este período de tiempo, que cubría una fase previa a Delta, el aumento de Delta y el aumento de Ómicron. El análisis mostró que durante el aumento de Delta, la tasa de casos fue tres veces mayor que durante el período anterior a Delta. La tasa de casos durante el aumento de Ómicron fue 10 veces mayor que en el período anterior a Delta.
"Tenemos mucha suerte de que, aunque Ómicron causó más casos que Delta, fue una variante menos grave"
Sin embargo, mientras que los casos de Delta fueron aproximadamente tres veces más graves que los casos anteriores a Delta, los casos de Ómicron fueron aproximadamente un 80 por ciento menos graves.
"Tenemos mucha suerte de que, aunque Ómicron causó más casos que Delta, fue una variante menos grave. Si la misma porción de pacientes positivos hubiera terminado con oxígeno o ventiladores, nos hubiéramos sentido abrumados. No tenemos control sobre la naturaleza de la próxima variante, pero las mujeres embarazadas sí tienen control sobre si recibir la vacuna COVID-19, que se ha demostrado que ayuda a prevenir enfermedades graves y su propagación", ha asegurado Adhikari.