El 'Journal of Fungi' ha publicado un estudio retrospectivo en el que se demuestra que la incidencia de la candidemia ha aumentado en los pacientes con COVID-19, principalmente en los pacientes críticos que recibían nutrición parental o corticosteroides.
Realizado por investigadores del servicio de Microbiología Clínica del Hospital General Universitario Gregorio Marañón (HGUGM), pertenecientes al grupo del CIBER de Enfermedades Respiratorias (CIBERES) y coordinado por Patricia Muñoz, el estudio analiza todos los casos de candidemia en el HGUGM durante 2019-2020. En este artículo se compara la incidencia y las características clínicas de la candidemia en los pacientes con y sin COVID-19, unificando en este último grupo todos los episodios de 2019 y 2020 para asegurar la ausencia de sesgos debidos a las restricciones de los ingresos hospitalarios durante la situación de pandemia.
Además, se ha evaluado el posible aumento de la transmisión de Candida de paciente a paciente mediante genotipado de las cepas, así como la tasa de resistencia a los antifúngicos, incluyendo el estudio de la actividad de un nuevo fármaco, el ibrexafungerp.
Se han detectado 103 episodios de candidemia (101 pacientes), 46 en 2019 y 57 en 2020
En total, se han detectado 103 episodios de candidemia (101 pacientes), 46 en 2019 y 57 en 2020. Un total de 32 episodios se han producido en pacientes con COVID-19 (31,1%) y 71 sin COVID-19 (68,9%). La candidemia en pacientes con COVID-19 se produjo principalmente durante la primera ola de la pandemia (20/32; 62,5%), 11 en la segunda ola (34,4%) y un episodio en la tercera ola (3,1%).
Los resultados muestran un aumento de la incidencia de candidemia en los pacientes con COVID-19 respecto a los no COVID-19. La incidencia de la candidemia ha sido de 4,73 episodios por 1000 ingresos en el grupo COVID-19 y 0,85 en el grupo sin COVID-19 (p < 0,001); asimismo, la densidad de incidencia por 10.000 días de estancia fue de 3,22 y 1,14, respectivamente (p < 0,001). La mayoría de episodios de candidemia estuvo relacionada con el catéter.
El estudio ha detallado que la especia más común encontrada ha sido C. albicans (58%), seguida de C. parapsilosis (15,2%), C. glabrata (11,4%), C. tropicalis (9,5%), C. krusei (5%) y C. kefyr (0,9%). En cuanto a la sensibilidad antifúngica, en general, la tasa de resistencia al fluconazol y equinocandinas fue del 7,8% y del uno por ciento, respectivamente. La resistencia a los azoles se debió principalmente debido a la presencia de aislados de C. krusei. Todas las cepas testadas fueron sensibles a ibrexafungerp.
Todos los pacientes implicados en brotes tenían candidemia relacionada con el catéter, sugiriendo transmisión paciente-paciente
De los 88 aislados de C. albicans, C. parapsilosis y C. tropicalis genotipados, se encontraron dos brotes de C. albicans que implicaban a pacientes con COVID-19. Un brote implicaba a dos pacientes ingresados en la UCI en los que se diagnosticó candidemia en abril de 2020; el otro brote implicaba a dos pacientes ingresados en la UCI postquirúrgica en abril de 2020. Todos los pacientes implicados en brotes tenían candidemia relacionada con el catéter, sugiriendo transmisión paciente-paciente. No se detectó ningún brote en pacientes sin COVID-19 en 2019 ni en 2020.
En conclusión, este estudio ha demostrado que la incidencia de candidemia aumentó en los pacientes con COVID-19, principalmente en los pacientes críticos que recibían nutrición parenteral o corticosteroides. También se ha concluido que, aunque las políticas de control de la infección y los programas de administración de antimicrobianos se vieron considerablemente afectados durante la pandemia, no se produjo un aumento notable del número de transmisión de casos de candidemia entre pacientes mediante brotes ni de la tasa de resistencia a los antifúngicos. Por último, los investigadores indican que se debe prestar especial atención al manejo correcto de los catéteres en este tipo de pacientes.