Un informe del Instituto Internacional de Investigación Pecuaria (ILRI) defiende que un programa de One Healthcentrado en siete áreas clave en el Sur Global ayudaría a proteger a todo el mundo contra las enfermedades pandémicas.
El documento ofrece a los gobiernos de todo el mundo 18 formas prácticas de mejorar los sistemas ganaderos de los países en desarrollo que permitirán obtener beneficios para la salud y el desarrollo mundiales.
Alrededor de tres cuartas partes de las enfermedades infecciosas emergentes en los seres humanos tienen su origen en los animales salvajes y domésticos y, antes de la pandemia de Covid-19, las enfermedades transmitidas por los animales afectaban casi exclusivamente a los habitantes de los países de bajos ingresos. Sólo 13 de las 200 enfermedades zoonóticas conocidas causan 2,2 millones de muertes al año, sobre todo en los países en desarrollo.
Los científicos del ILRI destacan cómo las inversiones en sistemas ganaderos más sanos y sostenibles en los países en desarrollo beneficiarían a las tres áreas interconectadas de One Health: animal, humana y medioambiental, y reducirían el riesgo de contagio de enfermedades.
Las recomendaciones incluyen el aumento de la disponibilidad y la adopción de vacunas para el ganado con el fin de reducir la amenaza de brotes de enfermedades entre especies, la concienciación del público sobre las precauciones necesarias para limitar la propagación de enfermedades y la mejora de las normas de higiene y seguridad alimentaria en los mercados informales.
Sólo 13 de las 200 enfermedades zoonóticas conocidas causan 2,2 millones de muertes al año, sobre todo en los países en desarrollo
"Es imposible exagerar la importancia y la ubicuidad del ganado en países de África, Asia y América Latina. Todo, desde la alimentación y la nutrición hasta la igualdad de género, los medios de vida y el comercio, depende de los animales de granja", señala Jimmy Smith, director general del ILRI.
"Un ganado sano significa personas y entornos sanos, lo que no sólo permite a los países de bajos ingresos hacer crecer sus economías de forma sostenible, sino que también mejora la seguridad sanitaria mundial, minimizando el riesgo de brotes de enfermedades que se propagan por todo el mundo", añade.
El informe, que se adelanta a la próxima reunión para debatir un "tratado internacional de prevención de pandemias", también destaca la importancia de mejorar la detección temprana de las infecciones zoonóticas emergentes en los animales, tanto para proteger los medios de vida de los más pobres como para prevenir pandemias en las personas.
Una de estas enfermedades es el Coronavirus del Síndrome Respiratorio de Oriente Medio (MERS-CoV), un virus transmitido por los camellos, cada vez más populares en países como Kenia por su resistencia al clima.
Los científicos del ILRI y sus socios han comenzado a mejorar la vigilancia del MERS en los camellos, tanto para proporcionar una mejor comprensión de las enfermedades de los camellos como para adelantarse a posibles brotes en las personas, que podrían convertirse en otra pandemia.
"A medida que la Organización Mundial de la Salud avanza en un nuevo tratado de preparación para pandemias, es fundamental que los gobiernos aprovechen la oportunidad de invertir en los sistemas ganaderos para mejorar la salud pública", apunta Hung Nguyen-Viet, codirector del Programa de Salud Animal y Humana del ILRI. "Abordar las enfermedades zoonóticas en su origen reduciría drásticamente el número de enfermedades y muertes humanas y ahorraría billones de dólares en el control de futuras epidemias o pandemias".
"La prevalencia de la ganadería en los países en vías de desarrollo la convierte en un vehículo único para mejorar la vida de los más vulnerables y, al hacerlo, proteger los beneficios sanitarios en todo el mundo"
Además de prevenir las pandemias, los enfoques de One Health basados en la ganadería también pueden contribuir a que los ecosistemas sean más saludables, especialmente cuando se aplican a sistemas mixtos de cultivos y ganado. En estos sistemas, los residuos de las cosechas proporcionan alimento a los animales, mientras que éstos aportan abono orgánico para mantener la salud del suelo, así como tracción e ingresos que, a su vez, pueden reinvertirse en la producción de cultivos, señalan los investigadores.
Del mismo modo, los sistemas ganaderos más sanos también aumentan la resistencia de las comunidades y las economías, dejando a las poblaciones rurales menos expuestas al hambre, la malnutrición y la mala salud. Alrededor del 70% de los 1.400 millones de personas que viven en la pobreza extrema en el mundo dependen del ganado para vivir.
La mejora de la productividad mediante una alimentación más inteligente, la formación de los ganaderos y la gestión de los pastizales puede permitir a los pastores obtener más de sus animales, lo que se traduce en mayores ingresos, dietas más nutritivas y mejores perspectivas de salud.
"Como vimos con la pandemia de Covid-19, las vulnerabilidades y amenazas sanitarias en una parte del mundo pueden extenderse rápidamente y afectar a toda la población mundial", añade el doctor Smith. "La prevalencia de la ganadería en los países en vías de desarrollo la convierte en un vehículo único para mejorar la vida de los más vulnerables y, al hacerlo, proteger los beneficios sanitarios en todo el mundo", concluye.