Los beneficios de los frutos secos son bien conocidos desde hace mucho tiempo; entre otras ventajas se suele mencionar que mejoran la buena salud de nuestro corazón, protegen huesos y músculos, aportan nutrientes a nuestra piel y cabello, favorecen el sistema nervioso y nuestra memoria, actúan de antioxidante para nuestras células o nos aportan grasas saludables.
En esta misma línea, según una nueva investigación de la Universidad del Sur de Australia, publicada en la revista científica 'European Journal of Nutrition', un puñado de almendras serviría para mantener a raya los kilos de más. La investigación explica que una pequeña ingesta de almendras de entre 30 y 50 gramos ayudaría a aplacar el apetito y reducir el número de kilojulios que consumimos cada día.
El estudio reveló que las personas que consumían almendras -en lugar de un tentempié de hidratos de carbono de valor energético equivalente- reducían su ingesta de energía en 300 kilojulios (la mayoría de los cuales procedían de la comida basura) en la siguiente comida.
"Las personas que comían almendras experimentaban cambios en las hormonas que regulan el apetito, y que éstos podrían haber contribuido a reducir la ingesta de alimentos"
"Las tasas de sobrepeso y obesidad son un importante problema de salud pública y la modulación del apetito mediante una mejor respuesta hormonal puede ser clave para promover el control del peso", afirma la doctora Sharayah Carter, líder del estudio.
La investigación examinó las hormonas que regulan el apetito, y cómo los frutos secos -en concreto las almendras- podrían contribuir a controlar el apetito. "Descubrimos que las personas que comían almendras experimentaban cambios en las hormonas que regulan el apetito, y que éstos podrían haber contribuido a reducir la ingesta de alimentos (en 300kJ)", ha apuntado la investigadora.
El estudio descubrió que las personas que comían almendras tenían un 47% menos de respuestas del péptido C (que puede mejorar la sensibilidad a la insulina y reducir el riesgo de desarrollar diabetes y enfermedades cardiovasculares); y mayores niveles de respuestas del polipéptido insulinotrópico dependiente de la glucosa (18% más), del glucagón (39% más) y del polipéptido pancreático (44% más).
Los resultados de este estudio muestran que el consumo de almendras produce pequeños cambios en la ingesta energética de las personas
El glucagón envía señales de saciedad al cerebro, mientras que el polipéptido pancreático ralentiza la digestión, lo que puede reducir la ingesta de alimentos, y ambos favorecen la pérdida de peso. "Las almendras tienen un alto contenido en proteínas, fibra y ácidos grasos insaturados, lo que puede contribuir a sus propiedades saciantes y ayudar a explicar por qué se consumieron menos kilojulios", ha remarcado. Así, los resultados de este estudio muestran que el consumo de almendras produce pequeños cambios en la ingesta energética de las personas. Carter dice que esto puede tener efectos clínicos a largo plazo.
"Incluso los pequeños cambios positivos en el estilo de vida pueden tener un impacto a largo plazo. Cuando realizamos pequeños cambios sostenibles, es más probable que mejoremos nuestra salud en general a largo plazo. Las almendras son un fantástico tentempié saludable para incorporar a la dieta diaria. Ahora nos entusiasma estudiar cómo pueden afectar las almendras al apetito durante una dieta de adelgazamiento y cómo pueden ayudar a controlar el peso a largo plazo", ha finalizado Carter.