Una nueva investigación abre el camino a dar alivio físico y psicológico a los pacientes con dolor

Un estudio refleja cómo la activación de un circuito entre la amígdala y el tronco cerebral alivia el dolor y reduce las conductas defensivas en ratas

Los trastornos muscoloesqueléticos provocan principalmente dolor (Foto. Freepik)
7 junio 2022 | 10:15 h
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El dolor es una patología que sufren millones de personas en el mundo. Solo en España, según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN), un 32% de la población adulta padece algún tipo de dolor y un 11% que lo sufre de manera crónica, es decir, sufre al menos un cuadro de dolor que dura más de seis meses. De los pacientes con dolor, más del 50% no ha sido derivado o ha recibido atención en una Unidad del Dolor, lo que lleva a su cronificación.

Las personas con dolor suelen padecer comorbilidades psicológicas como la ansiedad y la depresión, que pueden acabar empeorando su pronóstico. Para dar respuesta a estos pacientes con dolor, una investigación publicada en la revista 'JNeurosci' ha descubierto que la activación de un circuito entre la amígdala y el tronco cerebral alivia el dolor y reduce las conductas defensivas en ratas.

La estimulación del circuito redujo la respuesta del tronco cerebral a los tres estímulos, lo que indica un alivio del dolor

Los investigadores activaron el circuito en ratas y midieron su respuesta a los estímulos químicos, mecánicos y térmicos del dolor. La estimulación del circuito redujo la respuesta del tronco cerebral a los tres estímulos, lo que indica un alivio del dolor.

En otra situación, la estimulación del circuito redujo los comportamientos defensivos de las ratas en respuesta a una amenaza. También aumentó el comportamiento de recompensa y alimentación, una señal de que las ratas se sentían seguras. La combinación de estos cambios de comportamiento indica que el circuito hace que las ratas abandonen un estado emocional negativo y pasen a uno positivo.

En los seres humanos, todavía no hay forma de estimular un circuito cerebral específico, precisan los investigadores. Las tecnologías de estimulación cerebral existentes no son lo suficientemente precisas y podrían activar circuitos vecinos que podrían aumentar el dolor y las emociones negativas pero, si se abordan estos obstáculos técnicos, se podría llegar a un tratamiento que aborde tanto el dolor en sí como los sentimientos negativos que genera, aseguran.

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