“Es necesaria una restricción a gran escala para mitigar y revertir las implicaciones que los PFAS tienen en la salud humana y el medioambiente”. Así se expresa la Sociedad Europea de Neumología (ERS por sus siglas en inglés) en un comunicado en el que apoya la decisión de la Agencia Europea de Sustancias y Mezclas Químicas (ECHA por sus siglas en inglés) de prohibir el uso de PFAS, que cada vez va más en aumento en los entornos sanitarios y tiene importantes efectos en el cambio climático y la Sanidad.
Los perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas o PFAS son una familia de sustancias químicas sintéticas que contienen enlaces carbono-flúor. Su resistencia, su estabilidad ante una elevada temperatura, su capacidad para repeler el agua y las grasas y ser surfactantes ha hecho que sean muy utilizadas en diversos sectores como el textil, el aeroespacial, para la construcción, el procesamiento de alimentos, en productos de limpieza e, incluso, en materiales sanitarios.
La ERS defiende que el impacto de estas sustancias vuelve “necesaria” la prohibición que en 2023 propuso la ECHA
Según datos de la Agencia Europea para el Medioambiente (EEA), la exposición de los humanos a estas sustancias “consideradas de moderadas a altamente tóxicas” se ha asociado a mayores niveles de colesterol, bajo peso al nacer, efectos en el sistema inmunitario, desarrollo de tumores como cáncer de testículos, de riñones, y perturbación de la hormona tiroidea. Los PFAS también contribuyen al cambio climático lo que tiene impacto directamente en la salud y el medioambiente.
Como señala la ERS, el impacto de estas sustancias vuelve “necesaria” la prohibición que en 2023 propuso la ECHA tras la petición de Alemania, Dinamarca, Noruega, Suecia y Países Bajos de que realizara un dictamen sobre los PFAS tras conocerse que, si no se minimiza su presencia y uso, unas 4,4 millones de toneladas acabarán en el medio ambiente en los próximos 30 años.
FÁRMACOS CON PFAS Y PROHIBICIÓN
Muchos dispositivos médicos, material de envasado e incluso medicamentos cuentan con PFAS. Ciertos gases anestésicos o incluso inhaladores respiratorios están compuestos por estas sustancias que para la ECHA es preciso restringir. En este sentido, al ser medicamentos necesarios para los pacientes y con pocas alternativas, la reducción de uso es más complejo.
En el caso de los inhaladores de dosis medidas o presurizados, se utilizan PFAS en su fabricación porque ayudan a estabilizar los medicamentos. Estos fármacos se estiman que aportan un 0,03% de emisiones de gases de efecto invernadero a nivel mundial y tienen una huella de carbono de aproximadamente 10 a 37 veces mayor que otras alternativas de tratamientos como los inhaladores de polvo seco y de niebla suave, como recuerda la sociedad científica europea.
"Se debe facilitar un proceso sencillo de aprobación de los inhaladores dosificadores que usen gases fluorados de efecto invernadero de bajo PCG"
Los reguladores europeos recogen en el reglamento sobre los gases fluorados de efecto invernadero del 7 de febrero de 2024 que el objetivo es reducir el uso de estos gases para 2030. Para ello, existen “alternativas como los inhaladores dosificadores que usan como propulsores gases fluorados de efecto invernadero con menor PCG, que han sido desarrolladas recientemente por la industria”, indican en el texto.
“La cooperación entre la Comisión, las autoridades competentes de los Estados miembros y la Agencia Europea de Medicamentos debe facilitar un proceso sencillo de aprobación de los inhaladores dosificadores que usen gases fluorados de efecto invernadero de bajo PCG y alternativas a los gases fluorados de efecto invernadero, y de ese modo asegurar la transición hacia soluciones más limpias”, añade el documento.
Los neumólogos europeos señalan que es esencial salvaguardar la disponibilidad de los inhaladores presurizados al ser medicamentos esenciales para niños y población avanzada, principalmente en los países de ingresos bajos y medios, donde estos tratamientos son los únicos disponibles. Sin embargo, coinciden en recordar que es preciso encontrar sustancias alternativas a estos tratamientos y garantizar su disponibilidad a aquellos pacientes que, bajo supervisión médica, los requiera. “Es necesario adecuarnos a la investigación clínica e implementar las alternativas a los inhaladores presurizados disponibles”, concluye el comunicado de la ERS.