Un 4,4% de la containación que se produce en el mundo proviene del sector sanitario. Una realidad que no es baladí igunarar, pues la contaminación, la huella de carbono y sus efectos sobre el cambio climático están relacionados directamente con el desarrollo de patologías respiratorias, cardiovasculares, oncológicas y con la aparición de patologías emergentes en países como España como el zika, el dengue, la fiebre del Nilo o el chikungunya.
Para luchar contra esta realidad que tiene un efecto directo sobre la demanda asistencial, los distintos agentes de la salud trabajan para reducir sus emisiones en los distintos ámbitos que se producen: energético, trasporte o en la fabricación y uso de los medicamentos.
Iniciativas como Sanidad #PorElClima son ejemplo de los compromisos para reducir con sus acciones “la contaminación causante del cambio climático en el Planeta”. Hospitales de todo el territorio español han llevado a cabo medidas como la formación y concienciación de los profesionales, cambios en las instalaciones de agua, en las unidades energéticas utilizadas o en la reducción del uso del plástico.
Como recoge la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps), en nuestro país los inhaladores de presurizados (pMDI) aportan 400.000 toneladas de CO2 equivalente al año
A su vez, trabajan para reducir el uso de combustibles fósiles y mejorar la eficacia energética en hospitales y centros de Atención Primaria, en la necesidad de traslados sostenibles de profesionales y pacientes o en productos sanitarios lo más respetuosos posibles con el medioambiente.
FOMENTAR MEDICAMENTOS SOSTENIBLES
Dentro de los pasos que se pueden dar se encuentra la reducción de la huella de carbono emitida por el uso de inhaladores. Estos son esenciales para miles de personas con patologías respiratorias crónicas como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y el asma, pero algunos de ellos no resultan sostenibles a nivel ambiental. Como recoge la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps), en nuestro país los inhaladores de presurizados (pMDI) aportan 400.000 toneladas de CO2 equivalente al año.
Actualmente existen diferentes alternativas, como los inhaladores de polvo seco o niebla fina, que han presentan una huella de carbono de 10 a 30 veces más reducida, y en algunos casos hasta un 90% más reducida. Estos tratamientos han demostrados ser igualmente eficaces, y ante ello son distintas sociedades e instituciones las que fomentan su uso, arropadas por nuevas normativas y recomendaciones a nivel europeo y nacional.
En una reciente actualización normativa, la Unión Europea ha aprobado el Reglamento (UE) 2024/573, conocido como F-Gas, que busca reducir de manera significativa el uso de gases fluorados de efecto invernadero, presentes en los pMDI. El mecanismo de cuota previsto garantizará una cuota completa de los inhaladores para el periodo de 2025 a 2026, y alcanzará la tasa de reducción completa únicamente en 2030.
En España, donde se estima que hay un total de 15 millones de unidades de pMDI dirigidas a pacientes con asma o con EPOC, el pasado mes de mayo la Comisión de Sanidad en el Congreso de los Diputados dio un paso de gigante al aprobar, por unanimidad, la proposición no de ley (PNL) sobre la recomendación del uso de los inhaladores de polvo seco, siempre y cuando sea clínicamente posible. La PNL “no limita ningún inhalador, simplemente indica una recomendación avalada por la AEMPS, por los servicios autonómicos de salud y por las sociedades científicas”, señaló la socialista Carmen Martínez durante la votación.
El Hospital La Princesa puso de manifiesto la necesidad de que las administraciones fomenten la utilización de dispositivos inhaladores que no contengan propelentes hidrofluorocarbonatados (HFC)
Medidas respaldadas por la Sociedad Europea de Neumología (ERS por sus siglas en inglés) quien en un comunicado apoyaba la decisión de la ECHA de prohibir el uso de PFAS y señalaba la necesidad de “adecuarnos a la investigación clínica e implementar las alternativas a los inhaladores presurizados disponibles”. Y por los hospitales.
Como ya se señalaba anteriormente, los centros hospitalarios están trabajando en la descarbonización, y uno de los puntos es conseguir productos sanitarios lo más sostenibles posibles. Recientemente, el Hospital Universitario La Princesa organizó la jornada 'Respira profundo: Sostenibilidad y cuidado respiratorio en la práctica clínica' con el objetivo de analizar los retos medioambientales dentro del ámbito sanitario y establecer líneas de trabajo conjuntas entre Atención Primaria y Atención Especializada.
Entre los temas que se abordó se encontró el impacto en el medio ambiente del uso de los inhaladores para tratar a las personas con problemas respiratorios y se puso de manifiesto la necesidad de que las administraciones fomenten la utilización de dispositivos inhaladores que no contengan propelentes hidrofluorocarbonatados (HFC).
Otros hospitales como la Fundación Jiménez Díaz compensan su huella de carbono con medidas como la reducción del uso de inhaladores presurizados siempre que sea clínicamente posible. El centro madrileño consiguió compensar la carbonización que generó en 2023 a través de medidas en la que está incluida la reducción del impacto en un 13,5% en actuaciones hospitalarias, entre ellos, los inhaladores de uso crónico.