Europa es el continente que se calienta más rápido del mundo y los riesgos climáticos están amenazando la salud de su población. Esta es la alerta que se lanza desde la Agencia Europea de Medio Ambiente, que pone el foco en cómo el cambio climático es ya un gran riesgo para nuestro bienestar. De hecho, el Informe sobre el estado del clima en Europa, de la entidad Copernicus, alerta de que “las intervenciones actuales contra las olas de calor pronto serán insuficientes para hacer frente a la carga esperada para la salud relacionada”.
En este sentido, la entidad también pone sobre la mesa una preocupante realidad: los fenómenos meteorológicos y climáticos extremos están aumentando, y con ellos los efectos adversos para nuestra salud. Tanto es así que el pasado veranola Oficina Regional para Europa de la Organización Mundial de la Salud, declaró, por primera vez en la historia, que la crisis climática y los fenómenos meteorológicos extremos son una emergencia de salud pública. Tal y como ha repetido la ministra de Sanidad, Mónica García, en numerosas ocasiones, “no hay personas sanas en un planeta enfermo". Este miércoles, con motivo del Día Mundial del Medioambiente, también ha destacado que "el 23% de la mortalidad y enfermedades en el mundo son atribuibles a factores ambientales, eso supone 12'6 millones de muertes al año. Sólo la contaminación atmosférica mata a casi 30.000 personas en España cada año".
Es por ello que los gobiernos nacionales están llevando a cabo medidas para medir el impacto de estos cambios en la salud de las personas, y dar con estrategias de seguimiento y de reducción del impacto en nuestro bienestar. El ejemplo más reciente que tenemos en España es el nuevo Real Decreto sobre Sanidad Ambiental, que pretende mejorar la vigilancia de enfermedades vinculadas factores ambientales. Aquí veríamos enfermedades como las relaciones con el calor, afecciones hídricas o sobre los disruptores endocrinos.
“No hay personas sanas en un planeta enfermo"
Este Sistema de Vigilancia de Sanidad Ambiental vendría a cohesionar la vigilancia entre las comunidades autónomas para que se coordinen los resultados y la información de la que vaya disponiendo cada territorio. De esta manera se facilitará la toma de decisiones conjuntas en función de los datos que se vayan obteniendo en las comunidades. "Esta norma con rango de real decreto surge de la necesidad de completar más allá de las enfermedades transmisibles, la configuración y el funcionamiento del Sistema de Vigilancia llevado a cabo hasta el momento por la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica (RENAVE)”, se explica.
Otra de las iniciativas que se han puesto en marcha es la creación del Observatorio de Salud y Cambio Climático. En este caso se trata de una entidad que ha aunado varios ministerios, el de Ciencia, Innovación y Universidades; Sanidad; y TransiciónEcológica y el Reto Demográfico. Esta nueva entidad, que se presentó este mismo año, trata de consensuar medidas entre los tres departamentos, ya que se trata de un asunto multidisciplinar y requiere pro ello medidas transversales.
Por ejemplo, una de las claves de este observatorio sería el fomento de la investigación científica, para la mejora de la capacidad de respuesta de nuestro sistema de salud pública y para la gestión anticipatoria de los impactos del cambio climático. También con la investigación en este ámbito se puede dar con nuevos métodos para planificar y tomar las mejores decisiones y proteger así la salud de la ciudadanía. Del mismo modo, desde el Ministerio de Sanidad, García anunciaba su compromiso por “trabajar prioritariamente para proteger a la población de los impactos negativos del cambio climático”, y para ello, dentro de la AESAP se quiere desarrollar un sistema de alertas tempranas sobre olas de calor o frío.
"Un clima más hostil para la vida nos hace enfermar más y tener más mortalidad”
Todas estas medidas irían dirigidas a paliar los efectos que la crisis climática tiene en nuestra salud, pero se trata de acciones reactivas. Por ello, también es necesario atajar las causas del calentamiento global y no sólo sus consecuencias. Así, otra de las grandes medidas del ministerio tiene que ver con la descarbonización. "La crisis climática es una crisis de salud pública y los efectos de emitir gases de efecto invernadero a la atmósfera no sólo aumentan la temperatura del planeta, sino que además crean un clima más hostil para la vida que nos hace enfermar más y tener más mortalidad”, afirmaba la ministra de Sanidad.
Por ello, y teniendo en cuenta que el sector sanitario es responsable de una gran parte (5%) de las emisiones de todo el planeta, el compromiso es el de tener un sistema más limpio y que genere menos contaminación. Con este contexto, en marzo de este año García se reunía con la Alliance for Transformative Action on Climate and Health (ATACH) de la Organización Mundial de la Salud (OMS), para tratar esta transformación de nuestro sistema.
El compromiso que ha adquirido Sanidad en este sentido es el de “trabajar para que el SNS sea ejemplar y para que el sistema sanitario a mitad de siglo, como mínimo, tenga emisiones cero”. Para ello, se ha anunciado que se impulsará un nuevo marco normativo que nos lleve a un el sistema descarbonizado para 2050. En palabras de la ministra, “estamos firmemente comprometidos a enfrentar la emergencia climática desde un enfoque de una sola salud y apoyamos medidas ambiciosas en la descarbonización de nuestros sistemas sanitarios".