La salud global, tanto de las personas como del resto del planeta, se está transformando debido al cambio ambiental, tecnológico y social. El mundo natural se está degradando a causa de la humanidad, al mismo tiempo que el desarrollo de tecnologías como la inteligencia artificial avanzan a pasos agigantados. Todo ello está ocurriendo en un escenario de ampliación de las desigualdades y disminución de la confianza en las instituciones. Frente a esto, es necesario que el mundo mejore el seguimiento y la respuesta a los emergentes desafíos, como se expone en el nuevo informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y el Consejo Científico Internacional (ISC).
El documento ‘Navegando hacia nuevos horizontes: un informe de perspectiva global sobre salud planetaria y bienestar humano’, identifica ocho cambios globales críticos que están acelerando la triple crisis planetaria del cambio climático, la pérdida de naturaleza y biodiversidad, y la contaminación y los desechos. Dichos cambios están creando una policrisis, amplificando, acelerando y sincronizando las crisis globales, repercutiendo enormemente en el bienestar y la salud humana y planetaria.
“A medida que se intensifican los impactos de múltiples crisis, ahora es el momento de adelantarnos a la curva y protegernos de los desafíos emergentes. El rápido ritmo de cambio, la incertidumbre y los avances tecnológicos que estamos viendo, en un contexto de turbulencia geopolítica, significa que cualquier país puede desviarse del rumbo con mayor facilidad y con mayor frecuencia”, explica la directora ejecutiva del PNUMA, Inger Andersen. Además, añade que “al monitorear las señales de cambio y utilizar el enfoque prospectivo delineado en este informe, el mundo puede evitar repetir errores del pasado y centrarse en soluciones que puedan resistir perturbaciones futuras”.
"A medida que se intensifican los impactos de múltiples crisis, ahora es el momento de adelantarnos a la curva y protegernos de los desafíos emergentes"
Uno de los cambios claves que se incluye en el documento hace referencia a posibles nuevas enfermedades. En concreto, sugiere que, a medida que el permafrost se descongela en un planeta en proceso de calentamiento, se pueden liberar organismos antiguos que podrían ser patógenos. Esto provocaría importantes impactos ambientales, animales y humanos. Por ejemplo, este fenómeno ha provocado ya un brote de ántrax en Siberia. Además, la salud también se ve afectada por los conflictos.
Actualmente, los conflictos armados y la violencia están en auge y evolución. Esta situación provoca la degradación y contaminación de los ecosistemas, lo que tiene repercusiones para las poblaciones vulnerables. Los conflictos y el cambio climático están haciendo que una de cada 69 personas tenga que desplazarse por la fuerza en la actualidad, casi el doble que hace una década. El desplazamiento forzado de la población está aumentando los impactos ambientales y sobre la salud humana.
Por otro lado, se espera que la demanda de tierras raras, minerales y metales esenciales para impulsar la transición hacia el objetivo de cero emisiones netas se cuadriplicará de aquí a 2040, lo que aumentará la demanda de minería en aguas profundas o en el espacio. Esto plantea amenazas potenciales para la naturaleza y la biodiversidad, podría aumentar la contaminación y los desechos y provocar más conflictos. En esta misma línea se plantean los problemas relacionados con la IA y la transformación digital. Pese a que pueden traer beneficios, están asociadas a una mayor demanda de minerales críticos, tierras raras y recursos hídricos para satisfacer las demandas de los centros de datos. El uso de la IA en sistemas de armas y aplicaciones militares, así como el desarrollo de la biología sintética, requieren una revisión cuidadosa desde una perspectiva ambiental.
"La previsión proporciona un conjunto útil de herramientas para salir del cortoplacismo y ayudar a identificar oportunidades y riesgos futuros, siempre que se haga de una manera verdaderamente pluralista"
¿CÓMO ENFRENTAR ESTA SITUACIÓN?
No todo son malas noticias: es posible hacer algo. En concreto, el informe concluye que emplear herramientas de previsión puede ser una buena forma de que el mundo anticipe y se prepare para los próximos desafíos emergentes y las disrupciones futuras. “La previsión proporciona un conjunto útil de herramientas para salir del cortoplacismo y ayudar a identificar oportunidades y riesgos futuros, siempre que se haga de una manera verdaderamente pluralista, trascendiendo mandatos institucionales estrechos, sectores y otras divisiones artificiales que limitan nuestra forma de enmarcar los problemas y las soluciones”, explica Peter Gluckman, presidente del ISC.
El documento recomienda adoptar un nuevo control social que involucre a una amplia gama de partes interesadas, entre los que se incluyen los pueblos indígenas, dar a los jóvenes una voz más fuerte, o repensar las medidas de progreso para ir más allá del PIB. A su vez, los gobiernos y las sociedades pueden también introducir objetivos e indicadores a corto plazo que les permitan ser más ágiles en la gobernanza. La introducción de herramientas y acciones para reconfigurar los sistemas financieros y redirigir los flujos de capital podría ayudar a reducir las desigualdades, erradicar la pobreza extrema y abordar las crisis ambientales.
Respaldar una gobernanza ágil y adaptativa pasaría por un mejor seguimiento y evaluación de las intervenciones, lo que incluye integrar y mejorar el seguimiento del cambio ambiental y hacer que los datos y los conocimientos sean más accesibles. Del mismo modo que los efectos de múltiples crisis están amplificando los daños al medio ambiente y a la salud humana, las soluciones son posibles y se están llevando a cabo acciones que abordarían los cambios globales y las señales de cambio identificadas en el informe. La previsión puede ayudar a acelerar estas acciones y generar muchas más.